Alejandro Gil, administrador del área protegida y responsable de su cuidado, relató con pesar la lucha de “Jesús” por sobrevivir.
18/09/2025 10:43
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Murió Jesús, el caimán que era parte icónica del recorrido turístico del Área Protegida Municipal Pampas del Yacuma, en el municipio de Santa Ana del Yacuma, Beni. Su historia de cercanía con los turistas y su trágico final tras el ataque de otro reptil fueron relatados por Alejandro Gil, administrador del área protegida y responsable directo de su cuidado.
“Muy contento de ser nuevamente entrevistado y estar con Red Uno de Bolivia y en el programa Que No Me Pierda (QNMP)”, expresó Gil en contacto con la Red Naranja, antes de rememorar la vida de este ejemplar único.
Jesús era un caimán diferente: respondía al llamado humano y buscaba la interacción. “Jesús, Jesús. Y Jesús salía de unos 200 metros allá y se venía por medio río. Y como ya estaba tuerto del ojo izquierdo, llegaba él y hasta golpeaba pues el bote, se chocaba con el bote ahí, los turistas ahí. Pero él venía solamente porque se lo llamaba y él ya sabía. Entonces yo bajaba rápido y de allá lo sacaba fuera. Y luego ya empecé a tocarlo la cabeza, a tocar la cola. Supe que, si le golpeaba fuertecito la cola, le gustaba eso. Entonces ya empecé a hacer tocar también a mis turistas”, relató.
Con el tiempo, Jesús se convirtió en símbolo del ecoturismo local, pese a sus visibles limitaciones. “Pero ahora la cosa es que nosotros no nos dimos cuenta ningún guía ni yo, que venía un caimán del mismo tamaño de Jesús, puede ser más joven porque era... yo lo vi, lo vi, lo vi a ese caimán atacar a un caimán de 2 metros y era como si fuera por encima del agua. Qué potencia. Y Jesús pues estaba, o sea, siempre estuvo minusválido, sin dedos, con las costillas quebradas, pero ya había sanado”, recordó Gil.
La escena final fue dolorosa. “Ahora recién, hoy día me he dado cuenta cuando ya fuimos verlo ya a Jesús muerto hoy día, y lo volcamos, le dimos vuelta, todas las extremidades estaban casi deshechas, destrozado. Y ahí empezó a podrirse, y él en vida se fue pudriendo. Se fue pudriendo, me parece, porque ya hoy día después de un día de muerto, un animal todavía tiene la piel buena”.
Añadió: “y hoy día (por ayer miércoles) que fuimos para sacarle la piel y hacer la taxidermia, y disecarlo, porque había hablado con un taxidermista de Trinidad, me dio todas las indicaciones para poder sacar la piel y la cabeza, ya no se podía. Tenía huecos por aquí, tenía huecos acá de las mordidas también. Entonces ya esa piel estaba deshecha, no pudimos sacar la piel, lo sacamos afuera y lo hemos dejado para sacarle la cabeza”, explicó con impotencia.
Finalmente, Gil expresó el sentimiento de frustración por no haber podido protegerlo. “No supimos ver cuando venía ese otro animal, no lo pudimos ver cuando venía para de repente tratar de hacer algo, no sé, protegerlo un poco a Jesús”, concluyó.
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