Jennifer Salinas libra la pelea más dura de su vida fuera del ring

La excampeona mundial de boxeo y figura reconocida de la televisión, Jennifer Salinas, ha conmovido a sus seguidores con una valiente confesión publicada en sus redes sociales. La deportista boliviana abrió su corazón para hablar, sin filtros, sobre la lucha que hoy enfrenta fuera del ring: un daño cerebral y una enfermedad mental que han impactado profundamente su vida diaria.

En un extenso mensaje, Salinas relató sentirse “congelada en el tiempo”, sin motivación, como si el mundo siguiera girando mientras ella se queda atrás. “Pretendo sentirme normal cuando la mayoría del tiempo me siento confundida, como si estuviese viviendo en dos diferentes realidades”, escribió.

Aunque reconoce sus importantes logros en el deporte y en la televisión, admitió sentirse emocionalmente desconectada de ese pasado exitoso. Su presente está marcado por días de depresión, insomnio incluso fuera de los episodios críticos, y dolores físicos sin explicación aparente, como en los hombros. A esto se suma un temor constante a que regresen episodios que alteren su conducta, como el que recientemente vivió en Estados Unidos.

Frente a esta realidad, Salinas ha decidido tomar un camino alternativo. Rechazando el uso de medicación tradicional, comenzará un tratamiento experimental con terapia de infusión de ketamina en Maryland, una opción que, según ella, podría ayudarla a retomar una vida más estable y funcional.

“No soy las enfermedades que me diagnosticaron, sólo son parte de mí”, afirmó. Su postura refleja una determinación que recuerda su espíritu combativo dentro del ring, ahora aplicado a una batalla interna mucho más compleja.

La exboxeadora destacó que sin el respaldo incondicional de su familia y personas cercanas, probablemente no estaría afrontando esta etapa con la misma fortaleza. “Tengo personas muy importantes en mi vida que me dan la seguridad de saber que siempre estarán en mi esquina para apoyarme y amarme tal y como soy”.

Jennifer Salinas, conocida por su entrega en el cuadrilátero, hoy demuestra que la lucha más grande puede estar lejos de los reflectores. Y aunque no lleva guantes, su corazón sigue peleando.