Redacción
Red Uno de Bolivia.- Una chola elegante no sólo tenía que preocuparse de la pollera de tres o cuatro paños, el saco de encaje fino y que las mantas combinen a la perfección, sino también de debía procurarse un buen sombrero, elegante, fino y sobre todo de su región.
La pollera fue por mucho tiempo un estigma colonial despreciable ante los ojos de la sociedad criolla, sin embargo esa percepción fue cambiando gradualmente en la medida en que nuevas sensibilidades llegaban al país.
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Las cholas decentes eran representativas de la ciudad, adineradas y pertenecientes a familias de prestigio. En cierto sentido, la “chola decente” aparece como la representación de nuestro pasado cholo o mestizo y por consiguiente, las rabonas, cholas populares son borradas de nuestra memoria nacional.
El atuendo de la chola se destacaba por el contraste de los colores, que de una u otra manera revolucionaron la moda de esta clase social; pero el sombrero siempre el mismo, creando así una identidad regional y cultural de Bolivia.
Se trata pues de una construcción retórica de nuestro pasado cercano, pero ilustrado como si fuese antiquísimo, o sea que la pollera es lo representativo de la cultura de uno de los grupos más decisivos dentro de nuestra sociedad.
Las Hijas del Pueblo fue una de las primeras organizaciones de cholas en la historia de Bolivia, apareció incluso antes de los famosos sindicatos ácratas de mujeres de pollera que datan 1927, cuando por influjo del anarquismo algunas qhateras y trabajadoras cholas de varios rubros crearon combativas entidades sindicales.
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