Profesionales, activistas, líderes comunitarias y políticas se ven amenazadas con el control impuesto por la organización terrorista que no les permite ni estudiar ni trabajar, entre muchas otras prohibiciones.
17/08/2021 12:20
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Durante dos décadas algunas mujeres pudieron ir a la universidad, se animaron a la política, el periodismo o las artes. En las últimas 24 horas, mujeres conocidas en Kabul expresaron en las redes sociales su tristeza al ver su país y toda su vida destrozadas a manos de los talibanes. El 80% de los desplazados son mujeres y niños.
"Empecé el día mirando las calles vacías de Kabul, horrorizada", escribe Fawzia Koofi, militante por los derechos humanos y antigua vicepresidenta del Parlamento afgano. "La historia se repite tan rápido".
Sin comparación con otra cultura son las medidas impuestas por los talibanes a las mujeres afganas, según un informe de 132 páginas realizado en 1998 por Médicos para los Derechos Humanos (PHR, por sus siglas en inglés), que documenta los resultados de un estudio de tres meses sobre la salud de la mujer y las preocupaciones por las condiciones de sus derechos humanos en su país.
Profesionales, activistas, líderes comunitarias y políticas se ven amenazadas con el control impuesto por la organización terrorista que no les permite ni estudiar ni trabajar, entre muchas otras prohibiciones. Todo por la estricta interpretación religiosa según la cual básicamente las mujeres no podían tener ningún tipo de vida pública, ocultas de los ojos de cualquiera que no fuese su marido o guardián varón.
El grupo fundamentalista gobernó el país durante cinco años, hasta la invasión liderada por Estados Unidos en 2001. Durante ese tiempo, prohibió la educación de las niñas y el derecho al trabajo de las mujeres, y se negó incluso a que viajaran fuera de sus casas sin que un familiar masculino las acompañara. Los talibanes también llevaban a cabo ejecuciones públicas, cortaban las manos a los ladrones y apedreaban a las mujeres acusadas de adulterio.
“Respetaremos los derechos de las mujeres”, ha prometido en diálogo con la BBC uno de los representantes en las negociaciones de paz con el Gobierno, Suhail Shaheen.
Pero lo cierto es que parece sólo una forma de lavar su imagen: las mujeres desconfían y creen que la reforma de los talibanes no es realmente posible, ya que su ideología central es fundamentalista y misógina.
“Mañana ya no iré a la universidad. Los talibanes son como animales, no entienden el Corán. Para ellos las mujeres no deberían educarse. Se acabó todo para nosotras”, proclama Khadija, de 23 años, al ver el avance de los talibanes en su región.
Los talibanes gobernaron Afganistán desde 1996 hasta 2001. En aquella época, las mujeres fueron las que más perdieron. Describir sus vidas como un infierno no sería exagerado. No podían salir de sus hogares sin un mahram -tutor masculino- y debían cubrirse el cuerpo de la cabeza a los pies con un burka, entre otras prohibiciones e imposiciones medievales.
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