Paciente, táctico y eficaz. Bayern Múnich venció por 3-0 al Lyon y se metió en la gran final

No fue el equipo demoledor, tampoco el que a base de potencia y velocidad apabullo al Barcelona. Fue un equipo sin mucho brillo pero eficaz, las oportunidades que tuvo las aprovecho y eso le basto. Bayern Múnich goleo de manera cómoda por 3-0 al Olympique Lyon y se metió nuevamente a una final de Champions League. 

Ahora los alemanes se medirán ante el Paris Saint Germain el próximo 23 de agosto, para definir si ellos suman su 6ta corona de Europa, o los franceses obtienen la primera en su historia.

El partido

El equipo de Flick fue eficaz y se impuso 3-0 con un doblete de Gnabry, pero además fue paciente y luego inteligente para despachar al voluntarioso Olympique Lyon, al que se le acabó pronto la gasolina para hacer más daño.

Y eso que la primera llegada no sería del favorito sino de Lyon, en un pase profundo que sorprendió a toda la zaga roja y un remate de Depay que sacudió la red, pero por fuera.

Anthony López alcanzó a desviar un intento defectuoso de Goretzka a los 9 y sí, era un partido que se jugaba de nuevo a la velocidad de los alemanes pero ante un rival con los pies livianos, eran atrevidos, audaces, casi irrespetuosos, así era el Lyon en los primeros minutos, definitivamente más de uno se ilusiono con ese arranque.

Tanto, que asustaron a los 12’ y 27’,  al superar su marca pero Boateng milagroso atravesó la pierna cuando ya encaraba a Neuer y entonces el remate al palo, ¡de Lyon! Una jugada espectacular, que iba a ser el gol de año para Ekambi, con doble desmarque en el área pero la suerte le negó la gloria.

Pero ocurre que el de enfrente era Bayern: a los 17 su primera opción fue gol, es decir golazo: carrera al medio desde la derecha, arrastre de marcas a pura fortaleza y bombazo al palo derecho, imposible para López.

Y pasaría derecho. El doblete de Gnabry llegaría a los 32 cuando se le quedaba la pelota a Lewandowski a centímetros de la raya, pero de atrás llegaba su compañero para asegurar el 2-0. Y ya la chispa de rebeldía de Lyon palidecía. Era obvio.

Para el segundo tiempo el dominio alemán se mantenía y perdía en el mano a mano Perisic contra Lopes en la primera llegada.

A los 57 por fin llegaba al campo Dembelé, el hombre que le hizo el daño al Manchester City, y en su primea pelota habilitó para el remate de Ekamby quien en un cierre tremendo de Neuer, con todo el cuerpo, vio cómo le impedía otra vez el descuento. Y ya no aparecería más la ilusión de gol de Lyon.

A los 79 se anulaba la jugada de gol de Coutinho por roce de Goretzka cuando el brasileño entraba habilitado, pero ya no había vértigo, ni derroche atlético, ya se jugaba una semifinal con todas las precauciones, un partido de sangre fría que heló incluso la intención aquella con la que arrancaba Lyon.

Sobre el cierre, a los 87, un puñal al corazón de los ilusionados franceses: gol de cabeza de Lewandowski a la salida de un tiro de esquina para el 3-0 final.