“¡Quiero vivir!”: Mónica es madre y abuela, padece de un tumor en la cabeza

Mónica Solís, de 45 años, lucha por sobrevivir, tiene un tumor en la cabeza y apela a la solidaridad de la gente, desde sus tres años fue sometida a operaciones, necesita ayuda para mantener a su hija de 7 años y nieta de 5 años.

Su primera cirugía fue en el Hospital “Albina Patiño”, desde entonces fue sometida a otras tres intervenciones, pero ninguna pudo aliviarla. Mientras el tiempo ha pasado su angustia crece, porque asegura que quiere vivir, por las pequeñas que ama y protege.

“Quería hacerme desaparecer la ‘bolita’ que tenía en la cabeza, era grande y este ojo que no lo cerraba cuando dormía. Fui operada en el Hospital Albina Patiño, cuando tenía tres años. Le dijeron a mi mamá que no debían tocar, porque eso ha manifestado un tumor, que se alimenta de los huesos. Ahora ya no tengo parte del cráneo en el lado izquierdo, está hueco”, contó Mónica.

A los 15 o 16 años fue sometida a una nueva cirugía, donde le extrajeron una masa de 3 kilos y 800 gramos. Con gran dolor narra que el tumor se ha extendido, como si la estuviera devorando poco a poco, su vida se va apagando.

“El tumor era hasta la oreja, y ahora se ha expandido. Yo no tengo el hueso del pómulo por eso me afectó el ojo izquierdo, ya no veo con este lado y mis dientes me está afectando (…) Tengo intensos dolores de cabeza y el tumor se calienta”, añadió con mucho dolor.

Esta madre lucha diariamente por sobrevivir, vende gelatinas a Bs. 1, de esta forma es el sustento de su familia, con sus pocas fuerzas continúa luchando, no quiere rendirse porque asegura que lucha por sus dos amores, su hija y nieta, que se han convertido en su fuerza.

Cualquier ayuda puede realizarla al celular 783 – 45778, ella requiere una silla de ruedas. Su esposo la abandonó hace cuatro meses, no le importó dejarla sola, pero Mónica no se ha rendido, lucha por su salir adelante, pese a las circunstancias que atraviesa.

“No puedo dormir tranquila, ya no tengo parte del hueso. Cuando tengo esos dolores oro a Dios para que me ayude, me escucha, pero ahora ni con el medicamento el dolor pasa. Los chicos del Colegio Calama y Cochabamba me compran mis gelatinas”, añadió.

Los médicos años atrás la desahuciaron por la gravedad del tumor y el riesgo que implica una nueva cirugía, pero ella no pierde las esperanzas, asegura que la ciencia y tecnología avanzó, ve en esta situación un rayo de esperanza, con lágrimas en los ojos dijo: "¡Quiero vivir!".