Un equipo sin respuestas: Boca volvió a fracasar a nivel internacional

Boca Juniors volvió a decepcionar en el plano internacional y firmó una temprana eliminación en el Mundial de Clubes 2025 al empatar 1-1 con el semiamateur Auckland City de Nueva Zelanda, sellando su despedida en fase de grupos con un sabor amargo, frustrante, y otra vez bajo el peso de la desilusión.

Tras una presentación prometedora frente al Benfica (2-2) y una caída digna ante el poderoso Bayern Múnich (1-2), el Xeneize se jugaba sus últimas fichas en Nashville ante un rival teóricamente accesible. Pero lo que debía ser una goleada esperanzadora terminó en un empate deslucido ante un equipo compuesto por estudiantes, profesores y agentes inmobiliarios, que venía de recibir 16 goles en dos partidos y terminó celebrando el empate como si fuera un título.

Russo y un arranque cuesta arriba

Miguel Ángel Russo, que regresó para su tercer ciclo al mando del club, asumió para este torneo y no pudo torcer el rumbo. "Pasa lo de la tormenta, sabemos el resultado de Benfica y eso cambia todo", se excusó el DT. "Nos tocaron partidos muy duros de entrada, hay que volver a la realidad".

Esa realidad fue más cruel que exigente. Porque aunque el grupo era complejo, con dos pesos pesados europeos, la imposibilidad de ganarle a un conjunto semiprofesional habla por sí sola del nivel que mostró Boca. 

Merentiel, lo poco rescatable

El capitán uruguayo Miguel Merentiel fue de lo poco rescatable del torneo. Goleador y referente en la cancha, sostuvo por momentos el andamiaje de un equipo que sigue evidenciando problemas estructurales..

Edinson Cavani, ausente por lesión en los dos primeros partidos, fue titular ante Auckland, pero evidenció una alarmante falta de ritmo. “No creo que haya sido tan decepcionante”, opinó el uruguayo tras el partido. “Hay cosas buenas para rescatar. Era un grupo complicado”.

Sin más competencias internacionales en el horizonte, a Boca le queda el Torneo Clausura y la Copa Argentina, con el objetivo prioritario de clasificar a la Libertadores 2026. Para eso, Russo deberá rearmar un plantel cargado de nombres, pero con escaso recambio real, que parece condenado a repetir errores si no se produce un golpe de timón.