“Papá, me quiso pegar”: frase que acabó con la vida de José Luis, quien quería dejar a su novia

Una frase desesperada fue el inicio de una tragedia. “Pá, vení, me quiso pegar”, habría dicho Milagros Maidana en una llamada a su padre. Minutos después, José Luis Colla Dávalos yacía en el suelo, con heridas de bala en el cuello, frente a su casa en Florencio Varela.

El joven de 21 años murió horas más tarde en el hospital. El principal acusado del crimen es su suegro, Julio Ricardo Maidana, quien se encuentra prófugo desde la noche del asesinato. El crimen ocurrió la noche del 25 de abril en una vivienda del barrio Ingeniero Allan.

Colla Dávalos había decidido poner fin a su relación con Maidana, una relación conflictiva que había durado al menos dos años. Esa noche, ella regresó al domicilio para retirar algunas pertenencias. Lo que debía ser una despedida, terminó en una tragedia.

Según testigos y la propia familia de la víctima, no hubo discusión previa. De acuerdo a la reconstrucción del hecho, tras una breve presencia en la casa, Milagros llamó a su padre. Él llegó minutos después, acompañado por la madre de la joven, Alejandra Coronel. Sin mediar palabra, Julio Maidana le disparó por la espalda al joven, según consta en la causa judicial.

Las balas fueron letales. A pesar de que vecinos y familiares intentaron auxiliarlo y lo trasladaron al Hospital Mi Pueblo, José Luis murió horas después. Mientras tanto, Maidana escapó en un Volkswagen Vento gris y no ha vuelto a ser visto. “Creemos que el crimen fue planeado. Lo acribillaron por la espalda”, aseguró Yanina, hermana de José Luis. “Ella fue a provocar, gritaba y no lo dejaba salir. Después vino el padre y lo mató”, dijo.

El fiscal Hernán Daniel Bustos Rivas, de la Unidad Funcional Descentralizada N°5 de Florencio Varela, ordenó la inmediata detención del sospechoso y encabeza la investigación para esclarecer los hechos. La familia de la víctima también se presentó como particular damnificada en la causa y exige medidas urgentes.

La familia asegura que José Luis era un joven trabajador, querido en el barrio y sin antecedentes de violencia. “No hay una persona que hable mal de él. Siempre estaba con una sonrisa”, recordó su hermana, aún conmocionada por la pérdida.