Miles de religiosas, repartidas en todo el mundo, se encargan de rescatar principalmente a niñas y mujeres secuestradas para el tráfico, luchando contra las mafias.
05/04/2021 18:36
Escuchar esta nota
En India, uno de los lugares con mayor tráfico de personas se da en las estaciones de trenes, la hermana Rose Patie vigila todas las semanas el flujo de gente, intentando detectar algo sospechoso, como una vez que se percató de que una niña de aproximadamente 15 años, se sentaba apartada junto a un hombre mayor bien vestido, por lo que se acercó.
Patie le hace preguntas a la niña, sobre si conocía a ese hombre, a lo que finalmente la joven temblando confiesa que lo conoció hace menos de una hora y le estaba ofreciéndole trabajo sin destino claro. Sin embargo, la adolescente decidió quedarse con el tipo.
Así es prácticamente el día a día de Patie y muchas otras monjas, quienes intentan salvar a las personas del tráfico y hacerlas cambiar de opinión sobre lo que será una vida de desgracia. Si bien aseguran poder rescatar todas las semanas a alguien, hay ocasiones, como la de la niña en la estación, que prefieren enfrentar un desconocido destino.
En 2009, a raíz de la cantidad de casos de trata de menores en todo el mundo, es que nació la organización Hermanas Católicas Contra el Tráfico Humano, una especie de ejército secreto que no combate con armas, sino con la palabra y la fe en todo el mundo, intentando acabar con las mafias y lo más importante, rescatar a personas de un futuro donde serán abusadas.
Según Patie, las mafias se aprovechan de la vulnerabilidad de la gente más joven, aunque eso no quiere decir que mujeres adultas no caigan. Se les acercan hombres aparentando buena presencia y les ofrecen viajar con ellos o trabajar por un tiempo en puestos que en realidad no existen. Cuando ya logran perder el rastro, las secuestran y las convierten en esclavas, generalmente para la prostitución.
Gracias a la fundación, los rescates van acompañados de monitoreo y reubicación si es necesaria, destinándose un fondo solidario para mantener a las personas. En muchos casos se tratan de niños huérfanos o que fueron vendidos por sus padres, a ellos se les da un techo, comida, ropa y se les intenta buscar un nuevo hogar.
La hermana Lourenca Marques, que también trabaja en India, cuenta que su exhaustiva misión a través de los años ha permitido cambiar barrios completos. Recuerda cuando antes afloraba el comercio sexual en laberintos de casas que funcionaban como un verdadero campamento para el tráfico. Cuando podía, se infiltraba y rescataba a los niños, hombres y mujeres prisioneros. Hoy aquel mercado ya no existe, pero las amenazas las ha tenido que vivir hasta hoy.
Marques ha llegado a ser amedrentada fisicamente, y su vida a corrido riesgo en más de una oportunidad, pero afirma que ella está cumpliendo su labor y que esta no acabará hasta que muera o rescate al último niño.
Hoy la fundación Hermanas Católicas Contra el Tráfico Humano, alberga a más de 60.000 religiosas en todo el mundo, no trabajan quebrando las leyes, pero cuando actúan, lo hacen inesperadamente, poniendo sus vidas en riesgo. Un trabajo silencioso cuya única paga, es la sensación gratificante de haber salvado una vida.
Mira la programación en Red Uno Play
03:00
04:00
04:55
05:55
06:00
07:00
03:00
04:00
04:55
05:55
06:00
07:00