Los argumentos de la tecnológica se centran en la protección del usuario
20/01/2020 20:49
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Apple y el gobierno de Estados Unidos protagonizaron esta semana un nuevo pulso en el debate sobre el acceso de la policía a los teléfonos encriptados y la cuestión de la privacidad en la era digital. La polémica no es nueva, pero un atentado ocurrido el mes pasado en la base aérea de Pensacola, Florida, lo ha puesto de nuevo sobre la mesa.
El pasado 6 de diciembre el oficial de la Fuerza Aérea de Arabia Saudita, Mohammed Alshamrani, que estaba entrenando en la base de Pensacola, mató a tres marines antes de ser abatido a tiros. El incidente fue calificado como un “acto de terrorismo” por las autoridades estadounidenses.
Un usuario de Twitter que parecía coincidir con la identidad de Alshamrani también había hecho una serie de publicaciones antiestadounidenses antes del tiroteo, según un grupo de monitoreo en internet.
Las autoridades estadounidenses le pidieron a Apple ayuda para desbloquear dos iPhones relacionados con el tiroteo, algo a lo que la compañía -como ya hizo en el pasado- se ha negado.
El cifrado de los teléfonos es una forma clave de proteger la privacidad de las comunicaciones digitales, pero también puede dificultar las investigaciones judiciales.
Apple y otros sostienen que las migajas digitales hacen que sea cada vez más fácil rastrear a las personas, incluso sin entrar en dispositivos personales. La última demanda del gobierno “es peligrosa e inconstitucional, y debilitaría la seguridad de millones de iPhones”, dijo Jennifer Granick, de la American Civil Liberties Union, en un comunicado.
Granick sostiene que Apple no puede permitir que el FBI acceda a las comunicaciones encriptadas sin proporcionárselo también a gobiernos extranjeros autoritarios y debilitar nuestras defensas contra delincuentes y hackers. Kurt Opsahl, de la Electronic Frontier Foundation, se hizo eco de ese sentimiento y dijo que Apple “tiene razón en proporcionar una encriptación sólida” para sus dispositivos.
Sin embargo, James Lewis, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un grupo de expertos de Washington, cree que es posible permitir el acceso a la policía sin sacrificar el cifrado.
Pero Lewis dijo que no espera que ninguna de las partes salga ganadora en la batalla, y que los funcionarios estadounidenses probablemente encontrarán otra parte externa para descifrar los dos iPhones que pertenecían al atacante de Pensacola. “Es una repetición de la película que vimos en San Bernardino”, dijo.
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