Guardaparques: “Nosotros pagamos con nuestro sueldo la gasolina que utilizamos”

La situación de los guardaparques a escala nacional es insostenible. El Gobierno los acusa de ser responsables por el descontrol en las quemas forestales, de la presencia de los cocales en zonas como el Parque Amboró, pero poco dicen de las casi nulas condiciones en las que los poco más de 300 guardaparques trabajan en las 23 áreas protegidas que hay en el país.

“Nosotros pagamos con nuestro sueldo la gasolina que utilizamos”, asegura con voz firme Jorge Luis Rodas Benavidez, el representante nacional de los guardaparques que decidió salir ante la opinión pública, cansado de escuchar que desde las oficinas estatales los sindican de ser responsables de lo que sucede en los parques nacionales.

“Vemos falta de interés en apoyo a las áreas protegidas, en realidad estamos completamente abandonados. Yo ingresé como guardaparques en 2007, en aquellos años teníamos para nuestros viáticos, pero ahora todo tiene que salir de nuestros propios sueldos”, indica Rodas, que lleva 16 años como guardaparque del Parque Amboró, espacio protegido que involucra a 9 municipios y 4 provincias del departamento.

Para Rodas, que ahora se ha convertido en el rostro visible de los hombres que viven en nuestras áreas protegidas, el encontrar cultivos de hoja de coca es una lamentable realidad permanente y que ellos la viven cada vez que se ejecutan operativos en el interior del Parque Amboró.

“Hacemos al año alrededor de tres operativos y siempre se encuentran cocales”, cuenta el guardaparque, que además reconoce que tienen temor de mirar o denunciar muchas cosas, porque está de por medio su vida.

Rodas dijo que las denuncias de hallazgo de cocales en el Amboró se las hacen desde 2020 y lamenta que hasta ahora esta situación no hubiera generado alarmas de mayor acción de parque de las unidades dedicadas a la lucha contra el tráfico de drogas, ya que estas plantaciones ilegales son la materia prima para la elaboración de cocaína.

“Se ven movimientos de gente rara, en vehículos con vidrios oscuros y completamente cerrados”, apunta el representante nacional de los guardaparques y agrega que las personas que siembran la hoja de coca, tienen como medio de operación el ingreso al parque, el chaqueo del área donde se pondrá el cocal y luego retornan para recoger la hoja sembrada.

Esta forma de actuar es permanente y señala que hay temor entre los guardas de las áreas protegidas del país, que ahora reiteraron que están en alerta por el abandono y las acusaciones que hay en su contra desde el Gobierno.