Carmela Aguilera: una madre y abuela lucha a diario por el futuro de sus nietos

Carmela Aguilera, una mujer de 58 años, nunca imaginó que a su edad tendría que empezar de nuevo. Madre de dos hijos y ahora abuela de tres nietos pequeños, esta mujer enfrenta con valentía una dura realidad: su hija se fue a Chile en busca de trabajo, dejándola sola con la responsabilidad de cuidar a los más pequeños de la casa. Pero Carmela no se deja vencer, porque el amor por sus nietos y la necesidad de salir adelante son más fuertes que cualquier adversidad.

“Se me salió la matriz. Pero debo seguir adelante, no puedo rendirme”, cuenta con una mezcla de resignación y fortaleza. Así, a pesar de los dolores y las dificultades físicas, cada día se levanta a las 2 de la madrugada para comenzar su jornada. Su actividad principal: la venta de empanadas, con la que sostiene a su familia. A pesar de que los ingresos no alcanzan a cubrir todas las necesidades, Carmela sigue luchando, porque sabe que sus nietos dependen de ella.

“Mis nietos no tendrán juguetes esta Navidad”

Esta Navidad, Carmela no espera grandes celebraciones. El mercado de empanadas no está siendo favorable este año, y los recursos escasean. “Este año no vamos a tener juguetes, porque no estamos vendiendo bien. Les digo a mis nietos y ellos me responden: ‘mamá, vaya a vender temprano para tener algunas monedas’. Eso hago, pero no es fácil”, relata con tristeza.

Sus tres nietos, de 5, 4 años y 10 meses, son el motor de su vida. En especial, el más pequeño, que aún depende de la leche y de cuidados constantes. Además, el hijo de 13 años, José, ayuda tanto en casa como a cuidar del bebé cuando Carmela sale a vender. “Mi hijo me ayuda mucho, cuida al bebé mientras yo trabajo. No me queda tiempo para ir al médico, aunque sé que mi enfermedad es grave”, explica.

Un golpe de vida y de corazón

La vida no ha sido fácil para Carmela. Ayer perdió a su madre, una pérdida dolorosa que sumó un nuevo golpe a su ya difícil situación, hasta el momento no ha podido pagar el cajón para enterrarla.

A pesar de todo, nunca se detuvo. Su corazón sigue adelante, y su responsabilidad hacia sus nietos la obliga a seguir luchando. "Cuando salgo a vender, llevo al bebé conmigo. Cocino, hago las empanadas y trato de mantener todo en orden. Aunque mi salud no esté bien, lo que más me importa es que mis nietos tengan lo que necesitan", cuenta con la fuerza que solo una madre y abuela pueden tener.

Desde el QNMP, a través de gestos solidarios, se ha intentado aliviar un poco su carga, llevándole una deliciosa cena para compartir en familia. Sin embargo, las necesidades siguen siendo muchas, y Carmela continúa con la esperanza de que, algún día, las circunstancias mejoren. Por ahora, su fuerza, su fe y su inquebrantable amor por sus nietos son su único refugio.