PUBLICIDAD

"¡Piloteados por un ciego!": En Rio de Janeiro soplan vientos de inclusión

La embarcación cuenta con un sistema de micrófonos que se sumerge en el mar para oír el canto de las ballenas.

25/06/2025 13:38

Foto AFP
Brasil

Escuchar esta nota

Fernando Araújo siente la brisa marina golpear su rostro mientras sostiene el timón del velero que surca la bahía de Rio de Janeiro. Navega confiado, pese a no poder ver el imponente paisaje que lo rodea.

"¡Están siendo pilotados por un ciego!", les dice entre risas al resto de navegantes, incluidas otras cuatro personas con discapacidad visual o auditiva, y varios instructores.

Durante tres días intensos, este grupo recibió entrenamiento teórico y práctico a bordo de embarcaciones en una marina privada de Rio, frente al emblemático Pan de Azúcar.

La experiencia culminó con una expedición por aguas de la bahía de Guanabara en un velero monocasco de 40 pies.

"Es algo muy diferente. Nunca me imaginé pilotando un barco", sostiene Araújo, de 31 años, quien perdió la visión siendo recién nacido.

"Normalmente, las personas con discapacidad quedan aisladas en su casa, no quieren hacer cosas nuevas. A mí me gustan los deportes extremos, así que esto me conquistó también", cuenta a la AFP.

 

Gracias a su mayor agudeza en los otros sentidos, percibe claramente las oscilaciones del velero bajo sus pies y la dirección del viento, que usa para ayudarse.

Además, descubrió que su experiencia como atleta profesional de skate adaptado también le era útil para navegar.

"Con esa parte sensorial, me parece que logré mantener muy bien el rumbo del barco", se enorgullece Araújo.

 

- Sensibilidad especial -

"Creo que todo el mundo es capaz, pero de hecho la sensibilidad de ellos es sorprendente. Lograr manejar un barco de este tamaño, con este peso y acertar milimétricamente el rumbo es realmente especial", dice a su lado Juliana Poncioni Mota, fundadora de la organización conservacionista Nas Marés y líder del proyecto "Navegando con Sentido".

Además de talleres de vela para personas con discapacidad, la iniciativa quiere ofrecer preparación sobre prácticas inclusivas.

Poncioni, regatista e ingeniera ambiental, recuerda que la idea surgió cuando navegó con Pedro, un niño ciego de 13 años, y se dio cuenta de que decir "mira qué lugar tan lindo" no tenía sentido.

"Fue mi primera experiencia que me llevó a repensar cómo hablar y cómo traducir lo que veo para alguien que no tiene esa percepción", cuenta.

 

Brasil, con una población de 210 millones, tiene 6,5 millones de personas con discapacidad visual y 2,3 millones con discapacidad auditiva, según el instituto de estadísticas IBGE.

La ley brasileña de inclusión, aprobada en 2015, estableció parámetros para garantizar la participación de personas con discapacidad en actividades deportivas y recreativas.

"Yo nací con discapacidad visual, tengo 44 años y veo que desde hace unos 10 años las cosas son mucho más fáciles que 30 años atrás" para practicar deportes, evalúa Eduardo Soares, profesor de educación física y montañista que viajó desde Sao Paulo para hacer este taller de vela.

 

- Palpar, oír, sentir -

Para explicar, los instructores hablan sin pausa mientras se desplazan entre la proa y la popa. Describen con detalles la ubicación y las características del timón, el mástil, la botavara, las velas, el cabo de amarre.

El tacto también es clave: aprendiz e instructor recorren el barco palpando cada forma, cada elemento a bordo.

La alumna con deficiencia auditiva cuenta con una traductora de lenguaje de signos.

Otro de los participantes, Rodrigo Machado, de 45 años y también ciego, dice que para navegar "hay que percibir mucho todo. Babor, estribor... Percepción todo el tiempo".

"Pero tienes que trabajarla en la mente, sin ver. Esto nos ocurre en la vida cotidiana: en la calle intentas no chocar con nada, es normal", agrega este exnadador paralímpico, que se está estrenando en la vela.

Los aprendices repasan con sus manos un modelo a escala del velero, así como de una ballena jorobada, pues la idea de la expedición es también encontrar algún ejemplar.

Entre junio y agosto, estos enormes cetáceos recalan en la costa de Rio en su camino desde la Antártida hacia aguas más cálidas para reproducirse.

La embarcación cuenta con un sistema de micrófonos que se sumerge en el mar para oír el canto de las ballenas.

Y aunque esta vez no aparecieron, la experiencia de salir a navegar se repetirá, aseguran.

Mira la programación en Red Uno Play

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

17:00

Dueños de la tarde

18:55

Notivisión

20:29

Inter de milán vs. river plate

23:00

Que no me pierda

00:00

Problemas y soluciones

01:00

Notivisión

PUBLICIDAD