Exministro Romero afirma que congreso en El Alto fue una “reunión de empleados públicos”

El exministro de Gobierno, Carlos Romero, lanzó fuertes críticas contra el congreso del Movimiento Al Socialismo (MAS) del ala arcista, celebrado el pasado fin de semana en la ciudad de El Alto. Dicho evento concluyó con la elección de Grover García como nuevo presidente del MAS, aunque Romero cuestionó la legitimidad del congreso.

“Para nosotros, el MAS es la organización política del pueblo boliviano, la expresión de la raíz cultural más profunda de la población boliviana, la cual le ha permitido a los sectores más humildes y marginados de Bolivia acceder a derechos ciudadanos. El MAS es el instrumento político que ha dirigido la revolución democrática y cultural más profunda de este país durante 14 años”, agregó.

Romero también destacó que el MAS tiene una misión estratégica para un nuevo proceso histórico y social, y afirmó que aquellos que se autoproclaman “renovadores” están vinculados con la corrupción y el narcotráfico. “El MAS tiene claro el horizonte estratégico que le corresponde en este momento histórico en su rol de dirección política para un nuevo proceso histórico social para el país”, indicó el exministro.

Con respecto a la participación del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en el congreso, Romero aseguró que esta asistencia fue forzada y no garantiza la legalidad del encuentro.

“El TSE ha asistido alegando que lo hace en contra de su voluntad y, si respetara la constitucionalidad, tendría que pronunciarse rechazando la legalidad de esa reunión de empleados públicos y aplicando lo que corresponde en derecho. De no hacerlo, incurriría en una violación de la norma jurídica y del sistema democrático de nuestro país”, advirtió.

Finalmente, cuando se le preguntó sobre las declaraciones de Grover García, quien afirmó que existió corrupción durante la presidencia de Evo Morales, Romero respondió que cualquier caso de corrupción fue denunciado y castigado. En ese sentido, insistió en que el ala arcista del MAS no tiene la autoridad moral para criticar al antiguo liderazgo.