Durante el último tramo de 2024, sectores sociales con demandas políticas radicalizadas protagonizaron protestas y bloqueos prolongados, interrumpiendo el flujo comercial.
04/07/2025 17:09
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Bolivia registró en 2024 uno de los desempeños económicos más bajos en las últimas dos décadas, con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de apenas 0,73%, según datos oficiales. Esta cifra refleja una marcada desaceleración respecto a años anteriores y evidencia el impacto negativo de un contexto interno cargado de tensiones políticas, conflictos sociales y fenómenos climáticos adversos.
El dato más preocupante se registró en el cuarto trimestre del año, con una contracción económica del -2,60% en comparación con igual período de 2023. Este desplome, provocado por bloqueos de caminos, paralización de actividades productivas y una prolongada inestabilidad política, borró los avances que se habían acumulado hasta septiembre, cuando el crecimiento alcanzaba cerca del 2%.
Impacto de la conflictividad interna
Durante el último tramo de 2024, sectores sociales con demandas políticas radicalizadas protagonizaron protestas y bloqueos prolongados, interrumpiendo el flujo comercial y afectando severamente a los sectores productivos, logísticos y de servicios. Las consecuencias se tradujeron en pérdida de competitividad, desabastecimientos y un freno en la inversión privada.
A pesar del panorama general desfavorable, algunos sectores lograron registrar crecimientos:
Minería: La extracción de minerales metálicos y no metálicos creció un 4,72%, impulsada por el aumento del 5,39% en la producción de zinc.
Servicios comunales y sociales: Presentaron una variación positiva del 4,50%, destacándose un incremento del 5,18% en servicios personales y comunales.
Sector financiero: Creció un 4,31%, particularmente por el aumento del 5,27% en servicios financieros, asociado al dinamismo de operaciones en moneda extranjera.
Sin embargo, estas cifras sectoriales no lograron compensar el freno generalizado de la economía nacional.
El bajo crecimiento del 0,73% no solo refleja una coyuntura adversa, sino también las debilidades estructurales del modelo económico boliviano, altamente dependiente de materias primas y vulnerable a crisis políticas. Economistas advierten que, sin reformas orientadas a la estabilidad institucional, la diversificación productiva y el incentivo a la inversión, el país podría enfrentar un estancamiento prolongado.
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