SIMA, el robot social que acompaña a los niños en su educación

Tiene dos piernas en las que se sostiene, dos brazos y el centro de su torso está integrado por un celular que además es su rostro. Es SIMA, un robot social que usa inteligencia artificial y acompaña a los niños en su educación, diseñando nuevas formas de interactuar y apoyar a los estudiantes a través del lenguaje natural, gestos y movimientos.

“Particularmente, SIMA se destaca en su capacidad para mediar y facilitar estrategias educativas con niños. Gracias a sus ocho motores y la movilidad que le otorgan, el robot puede interactuar dinámicamente, conectándose a través de una aplicación móvil disponible en Play Store y App Store, potenciando sus capacidades con inteligencia artificial para mantener conversaciones naturales”, explica Virginia Días, una de las creadoras y cofundadora de SIMA Robot de Chile. 

El robot se posiciona como un mediador entre docentes, robot y estudiante, aportando estrategias didácticas dentro y fuera del aula, especialmente enfocado en programas y contenidos para niños con necesidades educativas especiales, por ejemplo con autismo.

La experta internacional participó del V Foro Internacional de Innovación Educativa, FIIE 2024, organizado por la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

El robot fue diseñado para trabajar con programas de integración escolar y profesionales como fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales y psicopedagogos. Su objetivo es aplicar estrategias focalizadas en niños en general y en particular se trabaja con menores con autismo, trastornos específicos del lenguaje, y deficiencias intelectuales o motrices.

Estos niños, que a menudo enfrentan desafíos significativos en la comunicación, encuentran en SIMA un aliado para mejorar su interacción y reducir conductas desafiantes.

La plataforma de SIMA ofrece a los docentes una amplia biblioteca de actividades didácticas organizadas por niveles y áreas de aprendizaje. Entre sus programas, destaca el fomento lector para estudiantes de segundo y tercero básico, y un programa de inglés para adolescentes en middle school, diseñado para mejorar la habilidad de speaking y reducir la timidez o vergüenza en la práctica del idioma.

Además, la IA permite generar instrumentos de evaluación y obtener ideas innovadoras de manera sencilla y eficiente. Días recomienda que su creación sea aprovechada luego de los cuatro años, ya que los menores forman parte de la educación formal. 

La experta en educación señala que para que la tecnología sea verdaderamente beneficiosa en el proceso educativo, es crucial que se utilice de manera guiada y controlada. 

“Padres, madres y docentes deben trabajar juntos para establecer un entorno digital seguro y productivo para los estudiantes, fomentando un uso responsable y educativo de la tecnología. Solo así se podrá aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece la era digital y preparar a las futuras generaciones para los desafíos del mundo moderno”, apunta. 

La tecnología debe ser utilizada de manera guiada y mediada por docentes o padres. Esto incluye establecer restricciones en el acceso a la información y promover un uso responsable y educativo de las herramientas tecnológicas. 

Los adolescentes y niños menores de 13 años no deberían tener acceso a redes sociales, remarca Días. Las políticas de plataformas como Facebook e Instagram establecen que son para mayores de esa edad, pero en la práctica, muchos niños acceden a estas redes a una edad temprana. 

Esto puede tener efectos negativos en su salud mental, incluyendo problemas como el ciberbullying, que puede extender el acoso escolar más allá de las aulas y afectar el bienestar emocional de los jóvenes.

“Los menores de 13 no deberían tener redes sociales, sí a tecnología, aplicaciones educativas o software educativo, pero no a redes. Hoy, vemos muchos problemas de salud mental asociados al fácil acceso (…). Es un fenómeno desafiante porque eso está afectando muchísimo a la salud mental de los niños y adolescentes”, reflexiona la experta.