Devotos de la Virgen de Urcupiña la acompañaron en su recorrido

Redacción

Red Uno de Bolivia

Notivisión

Red Uno De Bolivia.- Miles de personas movidas por su fe y devoción llegaron hasta Quillacollo (Cochabamba) para la procesión de la Virgen de Urcupiña desde el templo de San Idelfonso hacia el cerro de “Cota”, en el recorrido con pañuelos blancos expresaban sus saludos a la imagen, que para muchos de ellos les concede sus peticiones o favores.

La Virgen es oriunda de Quillacollo, Bolivia. La historia, según el sitio urcupiña.com:

“A fines de 1.700, en la comarca de Cota (hacia el sudoeste de Quillacollo), vivía una humilde familia de campesinos quienes subsistían gracias a la utilidad de su pequeño rebaño de ovejas que se encontraban al cuidado de la hija menor. La niña pastorcita era vivaz y de una gran imaginación.

La muchacha se dirigía diariamente hacia las bajas colinas del frente de Cota, pasando el río de Sapinku. Un día esplendoroso de agosto, cuando el sol jugueteaba con los agrestes arbustos de la colina y el pasto esmeralda deslumbraba, se le apareció una señora, quien tenía un hermosísimo niño en sus brazos. Frecuentemente, la pastorcita jugaba con aquel niño en las aguas de una vertiente que brotaba de las rocas.

Desde entonces, casi siempre la muchacha demoraba su retorno a la choza de sus padres, por lo que éstos le preguntaron el motivo de su tardanza. La niña relató sus encuentros con la señora, a quien llamaba ‘mamita y el niño’. Decía que la mamita y su niñito descendían a jugar con ella en la ‘chimpa juturis’ o chimpa pilas -así se llamaban y se llaman las dos vertientes de agua clara y dulce situadas al pie de la colina-. Al oírla, sus padres se alarmaron y se dirigieron repetidas veces a la verde colina para convencerse de los increíbles relatos de la niña.

Un día, a instancia de la pastorcilla, sus padres subieron a la colina y vieron asombrados como la pequeña descendía exclamando ¡Urcupiña!… ¡Urcupiña!, alcanzando a ver una imagen celestial que se esfumaba en la maraña de algarrobales, cactus y ululas. Convencidos que la visión era extraña, corrieron al pueblo. Al llegar, dieron parte al párroco, quien convocó a los pobladores, y junto a otras autoridades acudieron al lugar del prodigio frente a la ranchería de Cota. La multitud bulliciosa trasladó esta imagen a la capilla de Quillacollo y desde entonces es conocida como la Virgen de Urcupiña, quien es muy venerada y los relatos de los milagros que se prodigan a sus devotos son extraordinarios”.

(Mercedes Anaya de Urquidi, agosto de 1970)

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