45 años de amor, lucha y esperanza: La historia de Ruperta y Juan de Dios

Este 9 de febrero, una pareja ejemplar celebró 45 años de unión, un amor que ha resistido el paso del tiempo, las adversidades y que sigue intacto, fortalecido por las huellas de la vida compartida. Ruperta Camacho Paredes (69) y Juan de Dios Cejas Gonzales (68) conmemoran más de cuatro décadas de amor, trabajo, sacrificios y alegrías.

Ambos, viven en el municipio de Sacaba en Cochabamba, en el camino que recorren juntos encontraron en el otro un refugio, una razón para luchar cada día. Juntos han formado una familia que crece y florece, y hoy, son orgullosos padres de dos hijos, abuelos de dos nietos, y bisabuelos de tres pequeños que se han convertido en su mayor fuente de felicidad.

El destino ha querido que su aniversario de bodas coincida tan cerca de la fecha más romántica del año, el 14 de febrero, lo que le otorga un simbolismo aún más especial a su amor, a esa llama que sigue viva y brillante después de tantas estaciones que han pasado.

Uno de sus nietos, con el cariño y la admiración que sólo puede tener quien creció viendo la solidez de este amor, capturó un instante de la vida cotidiana de los abuelos. Una foto sencilla, pero llena de profundidad, Ruperta y Juan de Dios caminando juntos, de la mano, bajo el cielo de su ciudad, con la serenidad y la calma que sólo dan los años de compañerismo.

El amor no siempre necesita de palabras; a veces, una imagen es suficiente para expresar lo que el alma siente. En tiempos donde todo parece estar en constante cambio, el ejemplo de Ruperta y Juan de Dios es un recordatorio de que el amor verdadero, el que se forja con esfuerzo y dedicación, sigue siendo el mayor tesoro.

A pesar de las dificultades que la vida les ha presentado, han logrado salir adelante, demostrando que el verdadero secreto de su relación no está en la perfección, sino en el apoyo mutuo, en las sonrisas compartidas y en la fuerza de un compromiso hecho desde el corazón.

Hoy, con 45 años de casados, Ruperta y Juan de Dios nos enseñan que el amor verdadero no tiene fecha de caducidad.