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El poder del voto vigilado

02/08/2025 11:04

Bolivia

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Por: Ana Marietta Colanzi Forfori

La integridad electoral es el pilar de toda democracia. Cuando las elecciones se desarrollan en condiciones de transparencia y equidad, se fortalece la confianza ciudadana en las instituciones y se consolida la legitimidad del poder político. En cambio, cuando hay sospechas de fraude, manipulación o irregularidades, se socavan los fundamentos del pacto democrático y se abona el terreno para la desafección, la polarización y la inestabilidad. Frente a este riesgo, el control ciudadano emerge como una herramienta indispensable para vigilar, prevenir y denunciar prácticas que atenten contra la voluntad popular.

En distintas partes del mundo, la participación activa de la ciudadanía en los procesos electorales ha sido determinante para contrarrestar abusos de poder, defender el voto y preservar la soberanía popular. Desde observación independiente, veedurías sociales y auditorías tecnológicas, hasta el acompañamiento ciudadano a lo largo del proceso electoral —desde el empadronamiento hasta el escrutinio final—, el control ciudadano ha demostrado ser un contrapeso eficaz frente a intentos de manipulación electoral.

Bolivia no es ajena a esta realidad. Las elecciones de 2019, marcadas por denuncias de fraude, dejaron una profunda herida en la confianza democrática del país. Desde entonces, persiste una preocupación generalizada sobre la transparencia de los procesos electorales, especialmente cuando hay antecedentes de uso político de instituciones como el Tribunal Supremo Electoral. En este contexto, cobra especial relevancia la acción ciudadana organizada como mecanismo de vigilancia y presión para el cumplimiento de las reglas del juego democrático.

Una iniciativa emblemática que surge en este marco es Cuidemos el Voto, una plataforma ciudadana que busca contribuir al desarrollo de elecciones limpias, sin fraude ni irregularidades. Este proyecto nace desde la sociedad civil, con el objetivo de colaborar con los partidos políticos que hoy conforman la oposición —Unidad, Libre, PDC y Súmate— para que puedan ejercer un control electoral riguroso, como lo establece la normativa vigente.

En Bolivia, solo los partidos en carrera electoral tienen atribuciones legales para hacer control electoral. Sin embargo, la ciudadanía organizada ha encontrado caminos creativos y legítimos para colaborar en esta labor, brindando soporte técnico, capacitación a delegados, monitoreo territorial, acompañamiento digital y difusión de denuncias. Lo innovador de Cuidemos el Voto es que, aunque nace desde fuera del sistema partidario, se articula con las fuerzas políticas opositoras en un esfuerzo conjunto por garantizar la transparencia electoral. Esta alianza inédita demuestra que, cuando la sociedad civil y los actores políticos actúan con responsabilidad y visión compartida, pueden generar condiciones más justas y confiables para la competencia democrática.

El control ciudadano no es solo una forma de vigilar al poder, sino también de asumirlo. Implica apropiarse del proceso democrático, ejercer un rol activo y responsable, y recordar que la democracia no se reduce al momento del voto, sino que requiere de una vigilancia constante por parte de sus verdaderos titulares: las y los ciudadanos. En tiempos de desconfianza, el control ciudadano es un acto de defensa, pero también de esperanza.


 

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