Una revisión sistemática de 24 estudios realizada en la Universidad de Sevilla comprobó que la gestión eficaz del tiempo tiene repercusiones positivas en el alumnado.
17/11/2025 15:54
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La capacidad de gestionar el tiempo de manera eficiente se ha convertido en una competencia imprescindible para alcanzar resultados de alta calidad. No se trata solo de trabajar más rápido, sino de trabajar con propósito, claridad y enfoque. Aplicar algunas estrategias y soluciones rápidas de gestión del tiempo permite lograr buenos resultados y trabajos excelentes, ya sea en el ámbito laboral y académico, contribuyendo al equilibrio entre responsabilidades, metas y bienestar personal.
Cinthia Ashanti Romero, directora de Capital Humano de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz) sostiene que el tiempo, más allá de un recurso, es un espacio vital para construir equilibrio entre la productividad y la vida personal.
“La gestión del tiempo es un factor decisivo para el bienestar laboral. Una organización que promueve una cultura de planificación, priorización y colaboración logra mejorar tanto el rendimiento como la calidad de vida de sus equipos”, destaca Romero.
Una revisión sistemática de 24 estudios realizada en la Universidad de Sevilla comprobó que la gestión eficaz del tiempo tiene repercusiones positivas en el alumnado. No solo mejora el rendimiento académico y el éxito escolar, sino que también fortalece la autoeficacia y el bienestar personal, favoreciendo hábitos de estudio más estables, una mayor motivación y una actitud proactiva frente a las tareas.
Estos beneficios reflejan que aprender a organizar el tiempo no solo optimiza los resultados, sino que también contribuye al desarrollo integral del estudiante.
Estrategias de gestión de tiempo
Una de las técnicas más efectivas es la regla de los primeros 10 minutos. Consiste en dedicar los primeros momentos de la jornada a identificar las tres tareas que generarán mayor impacto. Ordenarlas por nivel de dificultad o urgencia ayuda a evitar la dispersión y a iniciar el día con dirección. Esta pequeña inversión de tiempo evita que el trabajo se desarrolle bajo la improvisación o el estrés de lo urgente.
Complementariamente, la técnica del bloqueo de tiempo ofrece una solución simple para aumentar la concentración. Asignar bloques de 25 a 50 minutos a tareas específicas —sin correos, sin mensajes y sin interrupciones— permite avanzar de forma profunda y sostenida. Esta estrategia puede combinarse con el método Pomodoro para incorporar pausas breves que renueven la energía y mantengan la motivación.
“Una de esas técnicas es la Pomodoro. Es donde inviertes 25 minutos para concentrarte solamente en un trabajo y 5 minutos para descanso. Tienes que tratar de que no existan distracciones al momento de realizar ese trabajo”, explica Mario Fernando Llano, miembro de la Jefatura de Enseñanza y Aprendizaje (JEA) en Unifranz,
Otra herramienta poderosa son las listas de microtareas. Dividir un proyecto grande en acciones muy pequeñas y ejecutables facilita superar la resistencia inicial. Las microtareas generan sensación de avance constante, lo cual mejora la productividad y reduce la procrastinación. Además, permiten evaluar con mayor precisión cuánto tiempo requiere realmente cada etapa del trabajo.
La gestión del entorno es otro factor clave. Preparar el espacio de trabajo, eliminar distractores visuales y establecer límites claros con el entorno personal y digital conduce a un rendimiento más ordenado. Acciones tan simples como desactivar notificaciones durante los periodos de alta concentración o usar auriculares para aislarse del ruido pueden marcar la diferencia en la calidad del resultado final.
En momentos de alta carga laboral, una solución rápida y efectiva es aplicar la matriz de Eisenhower, que ayuda a clasificar tareas entre urgentes, importantes, delegables y prescindibles. Esta herramienta permite tomar decisiones objetivas, priorizar con prudencia y evitar dedicar tiempo a actividades que no contribuyen al objetivo principal.
“La gestión del tiempo es un factor decisivo para el bienestar laboral. Una organización que promueve una cultura de planificación, priorización y colaboración logra mejorar tanto el rendimiento como la calidad de vida”, sostiene Romero.
La excelencia no depende únicamente de la velocidad, sino también del cuidado con el que se revisa el trabajo. Por ello, reservar un pequeño bloque al final de cada proyecto para verificación y ajustes finos garantiza un resultado profesional y coherente. Esta revisión final suele requerir menos tiempo del esperado y puede elevar significativamente la calidad.
Organizar adecuadamente cómo se emplea cada momento del día implica asumir un control consciente sobre las actividades. Si bien una buena planificación puede impulsar la productividad, su verdadero valor reside en ayudar a identificar qué es realmente importante, ordenar las prioridades y reservar tiempo para el descanso y el autocuidado.
Por ese motivo, adoptar estas estrategias y soluciones rápidas no solo mejora la organización, sino que también fortalece la claridad mental, reduce el estrés y fomenta un desempeño más sólido. De este modo, la gestión del tiempo se convierte en una herramienta que no solo mejora el desempeño, sino también el bienestar.
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