Las diferentes características de nuestra respuesta inmune según la edad sugieren que debemos apostar por varias vacunas contra el SARS-CoV-2
24/06/2020 15:30
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Los especialistas aclaran que una respuesta inmune contra los virus consiste en una serie de eventos en cascada que van escalando o verificando si el organismo no es capaz de controlar la infección rápidamente.
Primero, se moviliza el sistema inmunitario innato, cuyos representantes mayoritarios son los macrófagos, que desarrollan el mismo tipo de respuesta independientemente del agente infeccioso.
Si no es suficiente para acabar con el patógeno, se moviliza el sistema inmunitario adaptativo o adquirido, mucho más sofisticado y dependiente del tipo de bacteria o virus. Los protagonistas de la respuesta inmunitaria adaptativa son los linfocitos, capaces de generar anticuerpos y memoria inmunológica.
Una vez que una persona ha pasado una infección, en su cuerpo quedan aproximadamente 100 linfocitos de memoria, que rondarán en la sangre y órganos, desarrollando inmediatamente una respuesta inmune específica si la persona vuelve a ser atacada por el mismo patógeno.
Los macrófagos, γδ y NK no reconocen una proteína específica del patógeno, sino más bien patrones moleculares de daño o estrés celular. Por el contrario, los linfocitos responden a una determinada proteína del patógeno. En los seres humanos existe una preponderancia del sistema inmune innato en niños, que aún no han desarrollado la inmunidad adaptativa, y ancianos en los cuales esta se va extinguiendo.
En este aspecto, una vacuna desarrollada contra una proteína concreta de un virus debería generar una respuesta inmune más robusta en jóvenes y adultos, mientras que una vacuna contra el virus completo podría ser más efectiva en niños y ancianos.
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