La Fundación Nacional de Ciencias de EE. UU., publicó un informe en 2022 en el que el 59% de las mujeres dijeron que habían sufrido acoso o agresión mientras estaban en ese continente.
28/08/2023 16:26
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Cada vez más mujeres estadounidenses denuncian haber sido víctimas de acoso u agresión sexual en uno de los lugares más remotos de la Tierra, la Antártida. Muchas de ellas, se vieron obligadas a valerse por sí mismas.
Liz Monahon, mecánica de 35 años en la estación McMurdo, tomó la iniciativa de armarse con un martillo para protegerse de la amenaza constante que enfrentaba. El peligro, sin embargo, no provenía de los elementos naturales del continente blanco, sino de una cultura de acoso y agresión sexual que muchas mujeres aseguran vivir en el ambiente aislado y machista de las bases científicas antárticas.
Las voces que denuncian han cobrado más fuerza en los últimos años. En 2022, la Fundación Nacional de Ciencias, entidad que supervisa el Programa Antártico de EE. UU., publicó un informe revelador: el 59% de las mujeres afirmaban haber experimentado acoso o agresión durante su estancia en la Antártida, y un abrumador 72% consideraba que este comportamiento era un problema sistémico en la región.
No obstante, el problema persiste a pesar de estas estadísticas impactantes. Una investigación realizada por la agencia de noticias The Associated Press (AP) arrojó luz sobre un patrón alarmante: las denuncias de acoso o agresión a menudo se encontraban con una negación por parte de las figuras responsables.
Numerosas empleadas actuales y antiguas de las bases científicas compartieron sus experiencias, alegando que sus informes de acoso eran minimizados por sus empleadores, lo que, en ocasiones, las exponía a situaciones aún más peligrosas.
Entre las historias desgarradoras, una mujer que denunció un incidente de manoseo por parte de un colega se vio forzada a trabajar nuevamente junto a él. En otro caso, una víctima de agresión sexual reportó el incidente a su empleador, solo para enfrentar el amargo revés del despido más adelante.
Atrapadas en un lugar que se cuenta entre los más remotos y hostiles del planeta, las mujeres se han visto obligadas en gran medida a defenderse por sí mismas. "Nadie estaba allí para salvarme excepto yo", afirma Monahon con una franqueza escalofriante. En su opinión, su seguridad en la Antártida se debió más a la solidaridad de sus colegas que a la dirección misma.
Mientras las autoridades estadounidenses luchan por abordar esta persistente crisis, las voces de las mujeres que han soportado situaciones alarmantes en pos del avance científico siguen clamando por un cambio urgente.
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