El neurocientífico francés Stanislas Dehaene ha propuesto un modelo que hoy influye de manera directa en la enseñanza contemporánea: los cuatro pilares del aprendizaje.
29/12/2025 16:32
Escuchar esta nota
El aprendizaje no es un proceso casual ni improvisado, sino un mecanismo fundamental para el desarrollo humano. A través de él, las personas adquieren conocimientos, habilidades y valores que les permiten adaptarse a su entorno, tomar decisiones y participar activamente en la sociedad.
El neurocientífico francés Stanislas Dehaene ha propuesto un modelo que hoy influye de manera directa en la enseñanza contemporánea: los cuatro pilares del aprendizaje. Al respecto, Ariel Villarroel, experto en pedagogía y miembro de la Jefatura de Enseñanza y Aprendizaje (JEA) de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz), destaca la vigencia de este enfoque en la educación actual.
“Aplicar estos principios puede mejorar significativamente los métodos educativos y potenciar el aprendizaje en todos los niveles. La investigación de Dehaene no solo aporta una comprensión más profunda del cerebro humano, sino que también ofrece herramientas prácticas para optimizar el aprendizaje en la vida diaria”, afirma Villarroel.
Stanislas Dehaene es profesor de universidad en Francia y una de las figuras más eminentes en el campo de la neuroeducación. Como psicólogo cognitivista y neurocientífico, se ha centrado principalmente en el estudio de los factores que favorecen un correcto aprendizaje: atención, participación activa, revisión a partir del error y consolidación.
Estos cuatro elementos constituyen lo que se conoce como “los cuatro pilares del aprendizaje” y representan una guía práctica para transformar los métodos educativos tradicionales.
El primer pilar es la atención, considerada el punto de partida de todo aprendizaje. Es imposible aprender si no se presta atención: este es el primer principio de un correcto aprendizaje según Stanislas Dehaene.
La atención funciona como un filtro selectivo que retiene cierta información mientras deja pasar otra, por lo que el docente debe captar y sostener el interés del estudiante, priorizar contenidos y explicar con claridad qué es lo esencial. En un contexto educativo saturado de estímulos, este pilar cobra especial relevancia.
“Filtra las distracciones y permite al cerebro concentrarse en la tarea de aprendizaje. Sin atención, es imposible procesar y retener nueva información de manera efectiva”, explica Villarroel.
El segundo pilar es el compromiso activo, que rompe con la idea del estudiante como receptor pasivo. Para retener lo aprendido no basta con escuchar: es necesario preguntar, plantear hipótesis, debatir y aplicar los conocimientos. De hecho, Stanislas Dehaene explica que no hay nada que sustituya a este esfuerzo intelectual para afianzar el conocimiento en nuestro cerebro y nuestra memoria. “Al involucrarse activamente, los estudiantes no solo reciben información, sino que la procesan, la cuestionan y la aplican, lo que facilita la construcción de conexiones neuronales más fuertes y duraderas”, indica Villarroel. Este enfoque impulsa metodologías activas que hoy marcan tendencia en la enseñanza.
El tercer pilar es la retroalimentación o revisión a partir del error. Stanislas Dehaene afirma que cometer errores puede ser beneficioso si se comprende el motivo que los originó. El cerebro aprende mediante un proceso de predicción y corrección: el error revela una discrepancia entre lo que se esperaba y la realidad, promoviendo ajustes sucesivos que fortalecen el aprendizaje. En este sentido, la retroalimentación debe ser clara, constructiva y orientada a la mejora, fomentando una cultura donde equivocarse no sea sinónimo de fracaso, sino parte natural del proceso educativo.
Finalmente, la consolidación es el pilar que permite que el aprendizaje perdure. Memorizar es solo el primer paso; para que el conocimiento sea sostenible, debe repetirse y automatizarse.
“La consolidación asegura que los aprendizajes se mantengan a largo plazo y puedan ser recuperados y aplicados en el futuro. Sin consolidación, el conocimiento adquirido puede desvanecerse rápidamente”, explica Villarroel. Dehaene subraya además el papel esencial del sueño en este proceso, ya que durante el descanso el cerebro organiza y refuerza lo aprendido.
En conjunto, los cuatro pilares del aprendizaje influyen de manera decisiva en la enseñanza actual, invitando a diseñar experiencias educativas más conscientes de cómo funciona el cerebro.
“Cuando entendemos cómo funciona el cerebro, dejamos de enseñar contenidos al vacío y comenzamos a construir experiencias que realmente transforman. La atención, el compromiso, la retroalimentación y la consolidación no solo son pilares del aprendizaje, son también pilares del cambio”, concluye Villarroel.
Mira la programación en Red Uno Play
16:30
17:00
18:55
20:45
22:00
00:00
16:30
17:00
18:55
20:45
22:00
00:00
