La vacuna pentavalente protege contra cinco enfermedades: difteria, tétanos, coqueluche, hepatitis B y meningitis por Haemophilus influenzae tipo B.
23/07/2025 9:00
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El aumento de casos a nivel nacional han puesto en alerta sobre la coqueluche, también conocida como tos ferina. Esta peligrosa enfermedad respiratoria, causada por la bacteria Bordetella pertussis, es una amenaza real, especialmente para los más pequeños. El epidemiólogo Roberto Torrez enfatiza la importancia de conocer y aplicar las medidas preventivas.
¿Qué es la coqueluche y cómo se propaga?
La coqueluche es una infección respiratoria que se transmite principalmente por el contacto directo con una persona infectada al toser o estornudar. Sus síntomas más característicos incluyen fiebre, congestión nasal y una tos intensa que, en niños pequeños, puede ser tan severa que les impide respirar, los pone azules e incluso les provoca vómitos.
Aunque cualquier persona puede contagiarse, los niños menores de 6 meses son los más vulnerables. Aquellos que no están vacunados o tienen un sistema inmunológico debilitado son particularmente susceptibles a la infección. Las complicaciones pueden ser graves, llevando a neumonía y daño cerebral, y en lactantes, la enfermedad puede ser mortal.
La vacunación: Pilar fundamental de la prevención
Según el epidemiólogo Roberto Torrez, la vacunación es la medida preventiva más crucial, especialmente para los niños. El esquema de vacunación contra la coqueluche incluye cinco dosis. Sin embargo, las estadísticas muestran una brecha preocupante: solo cinco de cada diez niños a nivel nacional han recibido al menos la tercera dosis.
Hasta la fecha, se han reportado 158 casos de coqueluche en todo el país, con cuatro fallecimientos registrados en Santa Cruz, las últimas dos víctimas menores de un año y sin vacuna. Estos datos resaltan la urgencia de completar el esquema de vacunación para proteger a los niños y evitar desenlaces fatales.
Medidas adicionales de cuidado
Además de la vacunación, existen otras prácticas esenciales para prevenir la propagación de la coqueluche:
Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, o usar un desinfectante de manos a base de alcohol, es fundamental para reducir la transmisión de bacterias.
Evitar el contacto con personas que se sabe están infectadas es crucial, especialmente para proteger a los bebés y a aquellos con sistemas inmunológicos comprometidos.
En resumen, la prevención de la coqueluche se basa en un enfoque multifacético donde la vacunación completa juega el papel más importante, complementada con buenas prácticas de higiene y el distanciamiento de personas enfermas. Proteger a nuestros niños es una responsabilidad compartida que comienza con la información y la acción.
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