La innovación gastronómica exige creatividad y sensibilidad hacia los sabores locales, pero también la capacidad de adaptarlos a paladares extranjeros.
02/12/2025 11:35
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La gastronomía es uno de los motores más dinámicos del turismo, además de una de las principales motivaciones para viajar. Los turistas ya no buscan únicamente conocer paisajes o conocer sitios históricos; ahora desean vivir experiencias culinarias que expresen la identidad cultural de una región. En este contexto, los chefs cumplen un papel fundamental como creadores, investigadores y embajadores de la riqueza gastronómica local.
Patricio Oviedo, conocido chef y docente de la carrera de Administración Hotelera y Turismo de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz), destaca el carácter disruptivo de la innovación culinaria.
“Cuando hablamos de innovación, hablamos de ideas nuevas, de ideas disruptivas. El proceso creativo es personal: a veces surge sin buscarlo, pero al diseñar se debe pensar en la satisfacción del turista que no está habituado a nuestros sabores intensos. Hay que amalgamar sabores y texturas para que la experiencia sea atractiva y memorable”, sostiene Oviedo.
La innovación gastronómica exige creatividad y sensibilidad hacia los sabores locales, pero también la capacidad de adaptarlos a paladares extranjeros. Este equilibrio permite que los destinos se vuelvan más atractivos para turistas que buscan una experiencia sensorial nueva, pero accesible y memorable.
Los chefs, además, cumplen un rol clave en la investigación culinaria. Al explorar ingredientes propios del territorio, pueden transformar elementos cotidianos en experiencias de alto valor gastronómico.
Técnicas construyen platos con identidad
Productos como los ajíes —insumos emblemáticos de los valles chuquisaqueños y protagonistas de rituales y platos tradicionales— se revalorizan ante los ojos del visitante.
En el proceso de creación culinaria también intervienen la técnica y el dominio sensorial. Chefs como Kenzo Hirose, jefe de cocina del restaurante Gustu, remarcan que detrás de cada plato hay un trabajo estructurado y profundamente reflexivo.
“Crear un plato es complejo. Primero hablamos del producto: de dónde viene y por qué lo usamos. Luego definimos técnicas, texturas, aromas y finalmente la parte visual. Aunque parece sencillo, requiere muchos procesos y conocimientos para desarrollar correctamente cada preparación”, explica Hirose.
El estudio de Ottenbacher y Harrington analiza cómo los chefs con estrellas Michelin desarrollan innovación culinaria mediante un proceso secuencial de siete pasos: idea inicial, desarrollo conceptual, prueba, implementación, evaluación limitada, lanzamiento y retroalimentación post lanzamiento.
La investigación subraya la interdisciplinariedad de la innovación culinaria y mostrando a los chefs como líderes innovadores en entornos de alta presión.
Creatividad conecta gastronomía con territorios
Es así, que el trabajo de los chefs contribuye a posicionar a una ciudad o a un país como destino gastronómico. Festivales culinarios, colaboraciones, premios y reconocimientos internacionales convierten a los restaurantes en puntos de referencia turística. Esto genera un efecto multiplicador: impulsa la economía local, fortalece la identidad cultural y atrae a un público que viaja exclusivamente para descubrir nuevas expresiones culinarias.
La convergencia entre tradición, creatividad y técnica permite que la gastronomía continúe consolidándose como uno de los pilares de la oferta turística contemporánea. Gracias a la labor de los chefs, los ingredientes locales se transforman en experiencias que narran historias, conectan culturas y convierten cada destino en un lugar al que siempre se quiere volver.
El valor de los ingredientes
En restaurantes de tendencia contemporánea, así como en cocinas experimentales o emprendimientos pequeños, los ingredientes y manejo de ellos son el centro de la innovación. Ya no se trata solo de rescatar recetas tradicionales, sino de comprender a profundidad cada insumo, su origen y las posibilidades que ofrece. Esta tendencia permite que el turismo culinario conecte con los territorios de forma más auténtica.
“A nivel latinoamericano está creciendo el interés por los maíces y tubérculos, pero la mirada es distinta, es hacia adentro. Bajo esta tendencia, Bolivia tiene que dar a conocer ajíes, tubérculos, raíces, productos amazónicos, hierbas o frutos secos como el sacha inchi”, explica Jairo Michel, el segundo jefe de cocina de Gustu.
El trabajo creativo, investigativo y cultural de los chefs es un pilar esencial para fortalecer la oferta turística. Gracias a su capacidad para transformar ingredientes, técnicas y tradiciones en experiencias inolvidables, la gastronomía hoy es un factor decisivo al elegir un destino. La innovación culinaria no solo deleita al paladar; también impulsa el desarrollo económico, promueve la identidad cultural y posiciona a las regiones en el mapa turístico mundial.
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