Desde hace meses la violencia en Ecuador va en escalada, y se convirtió en una de las principales preocupaciones del Gobierno.
09/01/2024 23:45
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Violencia, caos, incertidumbre y miedo es lo que se vive en este momento en diferentes ciudades de Ecuador. La situación se ha vuelto recurrente en los últimos meses. Sin embargo, los hechos violentos llegaron a un nuevo pico esta semana.
En los últimos días, se registraron varios enfrentamientos entre fuerzas armadas, la policía y grupos irregulares. Además, bandas delincuenciales quemaron vehículos, explotaron bombas en barrios residenciales, atacaron universidades, y, en las últimas horas, irrumpieron en un canal de televisión.
El recientemente posesionado presidente de Ecuador, Daniel Noboa, declaró estado de excepción para enfrentarse a esta grave crisis de seguridad nacional. Se suspendieron las clases y muchas personas dejaron de ir a trabajar.
Según el análisis del periodista ecuatoriano Abraham Mora Lema, las bandas delincuenciales están fortalecidas económicamente, a esto se suma, las altas tasas de desempleo desde la gestión de los expresidentes Lenin Moreno y Guillermo Lasso, "que manejaron mal la economía", hay un 60% de población con trabajo informal, el ingreso de mafias internacionales y el poder creciente del narcotráfico. Así, en los últimos 8 años, la tasa de asesinatos por 100.000 habitantes se multiplicó por cinco.
El año pasado, el país sudamericano vivió el asesinato del candidato a la Asamblea, Rider Sánchez, el 17 de julio; del alcalde de Manta, Agustín Itriago, el 23 de julio; y del candidato a la Presidencia, Fernando Villavicencio, el 9 de agosto.
En la primera mitad del año, la Policía registró 3.500 asesinatos. Casi la mitad de estos, 1.390, se registraron en la ciudad costera de Guayaquil, anteriormente apodada como la ‘perla del Pacífico’ y ahora es considerada como la 'capital del crimen' en el país, según un análisis de Crisis Group. Las autoridades explican la violencia por el gran crecimiento del crimen organizado vinculado con el narcotráfico.
Los tipos de delitos se han diversificado. Aparte de muertes violentas, la población se enfrenta a extorsiones, secuestros, y atentados con explosivos como los carros bomba. “Es una serie de delitos que antes no eran comunes en nuestro país”, explicó la socióloga experta en análisis de la opinión pública, Paulina Recalde. “Este tipo de eventos sube en intensidad, se concentra en un período de tiempo más corto, llega a lugares del país dónde antes eso no sucedía”, afirmó para France 24.
A la vez, las cárceles se han convertido en centros de la violencia. Los motines muchas veces derivan en masacres. Recalde detalla que incluso tras su muerte, “los privados de libertad siguen en condiciones muy graves, difícilmente se identifican sus nombres ni se entregan sus cuerpos a sus familiares”.
Ecuador, un centro de las redes de narcotráfico
Según datos de la Policía, en marzo de 2022, el 80% de los asesinatos en Ecuador fueron provocados por enfrentamientos de grupos criminales, que buscan obtener el “control de la distribución y exportación de drogas, principalmente de cocaína”, analizó Crisis Group.
La violencia provocada por el narcotráfico en Ecuador se teje en el marco de redes criminales transnacionales. Algunas de las principales bandas de narcotráfico son Los Choneros, Los Lobos, y Tiguerones. Los Choneros, liderada por Adolfo Macías Villamar , más conocido como Fito, trabaja para el Cartel de Sinaloa. Mientras que los otros grupos lo hacen para el Cartel Jalisco Nueva Generación.
Ecuador ya era un espacio de tránsito para los narcotraficantes, pero en los últimos años se convirtió en un centro de acción. En parte, debido a cambios en las leyes en Colombia. Reuters explica que, en Ecuador, las leyes eran menos estrictas. Crisis Group explica que la dolarización de la economía ecuatoriana facilita el lavado de dinero, otro factor atractivo para los narcotraficantes.
Las cárceles, focos de la violencia armada
La población carcelaria pasó de 11.000 en 2009, a 40.000 en 2021, según datos recopilados por el medio local ‘Primicias’, y el 27% de los hombres estarían encarcelados por venta o posesión de drogas.
Organizaciones de derechos humanos denuncian que, en las cárceles, personas arrestadas por delitos menores son altamente vulnerables a reclutamientos forzosos para el crimen organizado.
“Muchos detenidos, incluso aquellos en prisión preventiva o condenados por delitos menores, son obligados a trabajar con organizaciones criminales para preservar su integridad física o acceder a artículos de primera necesidad, como colchones, ropa de cama e insumos de salud”, denunciaba Human Rights Watch en un informe de julio de 2022.
Se estima que desde el 2020, casi 500 personas han muerto violentamente en las cárceles del país.
“En el caso ecuatoriano, las cosas se han ido de las manos por la corrupción, por el nivel de injusticia que vivimos. Es injusticia institucionalizada”, declara Santiago Argüello, experto en criminología y derechos humanos. “La injusticia incide en la violencia que ocurre dentro de las cárceles”, afirmó para France 24.
Por su parte, Recalde agregó que, en los últimos años, el sistema penitenciario se había salido de las manos del control civil. Es decir, había pasado de estar bajo el control de instituciones del Estado —de civiles en el poder público— a ser administrado por la Policía. Además, aclaró que en los estallidos de violencia en las cárceles se han encontrado armas muy sofisticadas, y cuestiona la manera en que las municiones continúan llegando a las manos de los reclusos.
Los Lobos y Los Choneros, ambas bandas cuyos líderes se dieron a la fuga en los últimos días, mantienen pugnas por la gobernanza criminal en el país y operan en cárceles y jurisdicciones en todo el país, infundiendo su miedo. Desde hace meses, la violencia en Ecuador sólo va en escalada y se convirtió en una de las principales preocupaciones del Gobierno.
Varios informes internacionales consultados por CNN o EL PAÍS muestran que Los Choneros ha usado una de las principales rutas de droga que atraviesa el Pacífico. La ruta, se encuentra con Ecuador, que concentra el 74% de la cocaína que llega a Centroamérica y América del Norte, según la red independiente de periodistas de investigación Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP).
La huida de Fito
Así, la situación ya era delicada desde hacía meses, pero todo se precipitó el domingo 7 de enero cuando el comandante general de la Policía, César Zapata, confirmó que se desconocía el paradero de Adolfo Macías Villamar -más conocido como Fito- líder de Los Choneros, condenado a 34 años de cárcel. El criminal se encontraba recluido en una prisión en Guayaquil, de donde se fugó sin dejar rastro en algún momento antes de la tarde de aquel día.
Se cree que su decisión habría sido en respuesta a un posible traslado a la cárcel de máxima seguridad La Roca, donde ya había estado en agosto de 2023, en medio de la lucha contra el narcotráfico que Noboa prometió al asumir el cargo, reporta Infobae.
Este episodio, que derivó en una fuerte investigación policial, generó una serie de incidentes en cuatro prisiones en todo el país, con oficiales secuestrados por los reos, amenazas con cuchillos y mensajes amenazantes para el Ejecutivo en los que se le exige que “recapacite en sus decisiones y no se deje manejar por los impulsos o falsas expectativas”.
A la par, Fabricio Colón Pico, uno de los cabecillas de Los Lobos, que fue detenido el 5 de enero tras intentos de asesinar a la Fiscal General Diana Salazar, grabó un mensaje desde la cárcel también en contra de las autoridades y, finalmente, se fugó de su penal al sur de Quito este martes junto a otros 38 presos. También se cree que temía un traslado a La Roca. La policía asegura haber recapturado a 12 de ellos, pero no ha informado de novedades sobre el jefe criminal.
En medio de esta crisis, el lunes Noboa declaró el Estado de Excepción, lo que implicó la suspensión de los derechos a la libertad de asociación, la inviolabilidad de domicilio, la inviolabilidad de correspondencia en las cárceles y la libertad de tránsito, entre las 23:00 y las 05:00 horas, durante 60 días.
“Se acabó el tiempo en el que los condenados por narcotráfico, sicariato y crimen organizado le dictaban al Gobierno qué hacer. Lo que estamos viendo en las cárceles del país es el resultado de la decisión de enfrentarlos”, declaró el mandatario la víspera en un intento por restablecer la paz.
Sin embargo, la situación lejos de mejorar, empeoró y durante la noche -y pese al toque de queda- la guerra de las bandas criminales contra el Estado continuó con más actos de violencia en las calles de todo el país.
Nuevamente, en una señal de resistencia a estas intimidaciones criminales, Noboa ordenó al Ejército restablecer el orden en el país y “neutralizar” a las bandas armadas. Puntualmente, el presidente declaró la existencia de un conflicto armado interno y, por tanto, pidió a las Fuerzas Armadas que ejecuten “operaciones militares para neutralizar a estos grupos”.
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