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La visita de un infectado acabó contagiando a 119 personas en Sudáfrica

La investigación concluyó que la mayor parte de los contagios no se habían producido de paciente a paciente, sino a través del personal sanitario.

26/05/2020 12:18

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Sucedió el pasado 7 de marzo, cuando la epidemia del coronavirus apenas está empezando a adquirir relevancia mediática y Sudáfrica registraba solo dos casos identificados.

Todo inició cuando un hombre de 38 años llegó desde Europa a ese país, sin saber que portaba el patógeno (Covid-19) en su cuerpo, llegando a infectar a 119 personas cuando acudió a un hospital.

El 9 de marzo decide acudir al hospital St. Augustine’s de la ciudad de Durban, en la costa oriental del país. En la sala de urgencias se sienta a escasa distancia de una mujer de 81 años que padecía dificultades para hablar y confusión y es diagnosticada con un accidente isquémico transitorio.

Ambos son atendidos por el mismo médico y, aunque el hombre fue trasladado a la zona de triaje supuestamente aislada, la mujer fue ubicada en una camilla situada en la entrada de la sala.

El SARS-CoV-2 logró, en algún momento de aquel 9 de marzo, llegar del cuerpo del primer paciente al de la mujer, que se contagiaría -no daría positivo en un test hasta el 25 de marzo- y fallecería por Covid-19 el 2 de abril. 

Había comenzado una cadena de contagio que acabaría resultando, ocho semanas después, en 119 casos positivos, 15 de los cuales terminaron con la muerte del paciente.

La investigación

Científicos de la Universidad de KwaZulu-Natal, la región donde se encuentra Durban, han realizado una detallada reconstrucción de los hechos, paso a paso, dejando a la luz la falta de precaución que permitió la cadena de contagios por las cinco plantas del hospital y que también acabó generando focos en una residencia de ancianos y en otro centro hospitalario.

La investigación concluyó que la mayor parte de los contagios no se habían producido de paciente a paciente, sino a través del personal sanitario. Aunque 80 trabajadores del hospital se contagiaron, muchos probablemente ni siquiera necesitaron estar infectados para transportar el virus de una zona a otra del hospital sino que lo llevaron en sus manos y en instrumental que compartieron con los pacientes como termómetros, tensiómetros y estetoscopios.

Todos estos descuidos y falta de precauciones fueron paliados posteriormente, cuando se adquirió consciencia de la gravedad y cercanía de la pandemia y, según la dirección del hospital, contactada por la revista Science, todos las recomendaciones enumeradas en el informe ya habían sido “totalmente implementadas” cuando se publicó el artículo.

 Errores que permitieron la propagación del virus

Nuevos errores de diagnóstico, como el de una de las personas que fue contagiada en la primera ola y que fue reingresada de nuevo el 27 de marzo en una planta que no era la específica de Covid-19, volvió a desatar una segunda ola de contagios de pacientes ingresados cerca de ella o en habitaciones muy distantes. Una vez más, la transmisión por parte del personal médico es la principal hipótesis.

Tras la identificación del brote dentro del hospital el 31 de marzo, 22 días después de que el primer portador llegara al hospital, el centro decidió cerrar el supuesto foco de la infección, una sala de UCI. Fue peor el remedio que la enfermedad, puesto que los pacientes que se encontraban en esa UCI fueron trasladados a otra.

Uno de esos pacientes no fue identificado como Covid-19 hasta cuatro días después, el tiempo suficiente para que otros ocho pacientes acabaran también contagiados, algo que solo se supo posteriormente. En ese tiempo, el virus se siguió propagando. Ocho semanas después, 119 personas habían sido infectadas, 15 de las cuales acabaron muriendo.

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