Mató a un familiar y tomó una drástica decisión con su vida: el trágico final de un deportista de la NFL

Aaron Hernández, exjugador estrella de los New England Patriots, tuvo un final trágico tras una serie de eventos que conmocionaron al mundo del deporte. En junio de 2013, fue acusado de asesinar a Odin Lloyd, su amigo y cuñado. Pese a contar con un contrato multimillonario de $40 millones y haber sido campeón del Super Bowl, la vida de Hernández estaba marcada por una historia de violencia y decisiones cuestionables desde su juventud.

Desde la secundaria, Hernández mostró un comportamiento errático, combinando su extraordinario talento deportivo con actos de indisciplina y violencia. Su vida dio un giro decisivo tras la muerte de su padre durante una operación de rutina, un evento del que, según allegados, nunca se recuperó emocionalmente. A pesar de estos problemas, logró destacar en la NFL, siendo titular en su primera temporada y alcanzando el éxito con los Patriots.

Sin embargo, en 2013, Hernández fue arrestado por el asesinato de Lloyd, y en 2015 fue condenado a cadena perpetua. Durante su tiempo en prisión, enfrentó nuevas acusaciones de un doble homicidio, de las cuales fue absuelto.

El 19 de abril de 2017, cinco días después de su absolución, se quitó la vida en su celda. Su muerte dejó abiertas muchas preguntas y teorías sobre sus motivos, desde un supuesto plan financiero para su familia hasta conflictos internos sobre su identidad sexual. La historia de Aaron Hernández es un triste ejemplo de cómo una prometedora carrera puede verse arruinada por decisiones personales y un destino trágico.