Esta tendencia abre una oportunidad única: aprender a gestionar la identidad digital con estrategia.
26/09/2025 14:15
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Las redes sociales se han convertido en mucho más que plataformas de entretenimiento o intercambio personal. Hoy son una vitrina laboral decisiva. Cada publicación, comentario o fotografía puede convertirse en un aval —o en un obstáculo— para quienes buscan empleo en el mercado cada vez más competitivo y exigente.
Miguel Velarde, coordinador de Reclutamiento y Selección de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, sostiene que evaluar el contenido visible en redes sociales no se trata de invadir la vida privada, sino de conocer mejor el estilo profesional del candidato en espacios públicos.
“En procesos de selección, especialmente en ‘head hunting’ (proceso de reclutamiento y selección) o para cargos estratégicos, lo que una persona pública, sigue o comparte puede ofrecer señales sobre su criterio, liderazgo, reputación y valores”, explica Velarde.
Un informe de Canva sobre: Empleo Nuevo, sostiene que el 88% de reclutadores revisan redes sociales de los postulantes aprobados; el 50% considera la presencia digital clave en la selección. El 87% de candidatos comparte contenido profesional. Esta práctica aumenta oportunidades si el contenido es relevante, pero reduce si es personal o controvertido.
Hace una década bastaba con un currículum impreso y una entrevista, hoy los reclutadores buscan huellas digitales. LinkedIn, Facebook, Instagram, e incluso TikTok y X, son espacios donde los candidatos proyectan su marca personal.
Según estudios recientes, más del 70% de las empresas revisa las redes sociales de los postulantes antes de contratarlos, y casi la mitad admite que ha descartado perfiles por contenido inapropiado o incoherente con la cultura corporativa.
“En un entorno laboral cada vez más conectado, descuidar esa imagen digital puede ser una desventaja competitiva. La coherencia entre lo que se dice en una entrevista y lo que se proyecta en redes es, en muchos casos, una fuente clave de validación”, destaca Velarde.
El fenómeno responde a una nueva lógica: los empleadores no solo buscan competencias técnicas, también quieren conocer la personalidad, los valores y la capacidad de comunicación de los futuros colaboradores. Una publicación en la que alguien comparte logros académicos, voluntariados o proyectos profesionales puede sumar puntos. En cambio, fotos comprometedoras o comentarios agresivos pueden levantar alarmas inmediatas.
Las redes, sin embargo, no son únicamente un espacio de evaluación pasiva. También son una herramienta activa de búsqueda y networking. LinkedIn se ha consolidado como el principal escenario, donde los usuarios pueden interactuar directamente con reclutadores, postular a ofertas y participar en comunidades profesionales.
“Los perfiles bien cuidados en redes sociales influyen y no solo aumentan la empleabilidad, sino que también la mantienen activa incluso cuando no se está buscando empleo. Hoy, un perfil bien cuidado en redes sociales —especialmente en LinkedIn— funciona como una vitrina profesional permanente”, explica Velarde.
Según el informe “Future of Recruiting 2023” de LinkedIn, el 85% de los reclutadores afirma que la presencia profesional en línea influye directamente en la decisión de contactar a un candidato pasivo.
No obstante, otras plataformas cumplen un rol inesperado: diseñadores, artistas o creadores de contenido utilizan Instagram y TikTok como portafolios digitales; periodistas y comunicadores encuentran en X un escaparate de opinión y análisis; y en Facebook los grupos laborales funcionan como bolsas de empleo dinámicas y de fácil acceso.
Esta tendencia abre una oportunidad única: aprender a gestionar la identidad digital con estrategia. La llamada “marca personal” cobra fuerza como un valor añadido. Un perfil actualizado, publicaciones que demuestren conocimiento en un área específica, interacción respetuosa y constructiva, e incluso la capacidad de generar contenido propio, son señales de profesionalismo que los cazatalentos valoran cada vez más.
“Hoy las redes sociales forman parte de la marca personal de cualquier profesional, y esa marca se proyecta constantemente, no solo cuando se está buscando empleo”, destaca Velarde.
Sin embargo, el poder de las redes también implica riesgos. La delgada línea entre lo privado y lo público obliga a los usuarios a ser cuidadosos con lo que comparten. Una foto de vacaciones, una broma malinterpretada o un comentario impulsivo pueden permanecer en la red mucho más allá del momento en que fueron publicados.
De esta manera el futuro de la empleabilidad está cada vez más vinculado a la coherencia entre el “yo digital” y el “yo profesional”. No se trata de eliminar lo personal, sino de mostrarlo con autenticidad y criterio. En un escenario donde los algoritmos conectan talento y oportunidades en segundos, cada like, cada post y cada interacción cuenta.
Las redes sociales ya no son un accesorio: son un currículo vivo, en constante construcción. Saber usarlas con inteligencia puede marcar la diferencia entre ser invisible en el océano digital o destacar como el candidato ideal.
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