Un estudio analiza como la cafeína, la nicotina y el alcohol afectan la calidad del buen dormir
08/09/2019 15:10
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Al menos un 10% de la población padece algún trastorno del sueño. Esto supone que más de 4 millones de personas tienen problemas crónicos para poder dormir.
La epidemia del insomnio amenaza la calidad de vida de hasta el 45% de la población mundial y los expertos ya estudian qué la está causando y cómo enfrentarse a ella. Hasta ahora, tres principales sospechosos de sabotear el sueño son la cafeína, la nicotina y el alcohol.
Un nuevo estudio publicado en la revista científica ‘Sleep’ sugiere que los cigarrillos y las copas de vino antes de irse a la cama estarían entre los principales enemigos del sueño. Incluso más que una tacita de café.
Los científicos tomaron una muestra de 785 participantes sin trastornos del sueño conocidos, de los cuales recopilaron sus datos de sueño durante una semana, alcanzando un total de 5.164 días. Durante este periodo se realizaron actigrafías (una herramienta para medir los ciclos de descanso), diarios del sueño y una recopilación completa del consumo de alcohol, cafeína y nicotina en las cuatro horas previas al descanso.
Los resultados mostraron que el consumo de nicotina y alcohol antes de acostarse se asocia con una mayor fragmentación del sueño respecto a una noche sin la ingesta de estas sustancias.
El consumo de cafeína, en cambio, parece suscitar algunas incógnitas. Los investigadores destacan que, al menos en su estudio, no se ha hallado una asociación directa entre la ingesta nocturna de café y una mayor fragmentación del sueño. Este dato, sin embargo, podría variar dependiendo de la dosis consumida y la tolerancia de cada persona. Aun así, los especialistas insisten en no consumir café o cualquier otra sustancia excitante antes de ir a la cama para evitar cualquier elemento potencialmente estimulante que dificulte conciliar el sueño.
La falta de sueño se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y respiratorias, alteraciones en la presión arterial y en los niveles de azúcar en sangre, además de evidentes perturbaciones cognitivas como alteraciones en el estado de ánimo, la memoria e incluso la capacidad de aprendizaje.
También hay estudios que demuestran que la falta de un sueño se relaciona directamente un aumento de las conductas antisociales, la sensación de soledad y, consecuentemente, con el aislamiento social. Contra ello, los expertos recuerdan que los hábitos de vida saludables se convierten en el principal antídoto contra los problemas de sueño.
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