A pesar de haber perdido el ojo izquierdo y cargar viejas heridas en el cuerpo, buscaba la interacción con las personas.
18/09/2025 13:50
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En las aguas de un área protegida del Beni, Bolivia, vivió un caimán singular que marcó la memoria de guías y turistas. Su nombre era ‘Jesús’, y su historia se convirtió en símbolo de cercanía entre el hombre y la naturaleza.
‘Jesús’ no era un reptil común: respondía al llamado humano. “Jesús, Jesús”, gritaba su cuidador desde la orilla, y el caimán emergía desde más de 200 metros, nadando entre las aguas hasta acercarse a los botes. A pesar de haber perdido el ojo izquierdo y cargar viejas heridas en el cuerpo, buscaba la interacción con las personas.
Con el tiempo, Jesús se convirtió en atracción turística y un emblema local, demostrando que incluso un depredador podía establecer un vínculo inusual con los seres humanos.
Sin embargo, su final fue trágico. Otro caimán de tamaño similar lo atacó en el río. Aunque intentó refugiarse en la orilla para sanar sus heridas, no resistió. Días después, Gil lo halló en estado crítico y finalmente muerto. “Todas las extremidades estaban destrozadas, se fue pudriendo en vida”, lamentó.
El intento de preservar su memoria mediante taxidermia fracasó: la piel ya estaba destruida por las mordidas. Solo la cabeza pudo ser rescatada.
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