Investigadores plantean que un agujero negro primordial podría detonar en esta década, generando una explosión de rayos gamma que pondría a prueba la radiación de Hawking y forzaría a replantear los fundamentos de la cosmología moderna.
22/11/2025 12:26
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Los avances recientes en astronomía y física teórica han puesto sobre la mesa una hipótesis tan espectacular como inquietante: un agujero negro formado en los primeros instantes del universo podría estar a punto de explotar.
Se trata de un agujero negro primordial, mucho más pequeño que los que nacen del colapso de estrellas, y cuya etapa final sería una explosión de rayos gamma que nunca antes se ha observado en la historia de la ciencia.
Si esta predicción se cumple, no solo abriría una ventana única para estudiar la radiación de Hawking, sino que también sacudiría los cimientos de nuestra comprensión del cosmos.
La hipótesis del agujero negro primordial
Tras el Big Bang, el universo era un caldo extremo de densidad y energía. En ese caos inicial, se cree que pudieron formarse agujeros negros “primordiales”: objetos diminutos, ultradensos y no relacionados con estrellas.
El nuevo modelo plantea que uno de estos agujeros negros sería eléctricamente inestable o portaría características que aceleran su evaporación, haciendo que su vida termine en una explosión final.
Los investigadores incluso estiman que hay hasta un 90% de probabilidad de detectar un evento así antes de que termine la década, siempre y cuando ocurra cerca de la Tierra (pero no tanto como para ser peligroso).
Qué implicaría para la ciencia y para la visión del universo
La explosión de un agujero negro no sería solo un espectáculo cósmico, sino una oportunidad revolucionaria para la física:
Confirmar la radiación de Hawking: sería la primera prueba directa de que los agujeros negros pierden masa hasta evaporarse.
Descubrir nuevas partículas: el estallido podría liberar señales que revelen física más allá del modelo estándar.
Reescribir modelos cosmológicos: demostraría que el universo es mucho más dinámico —y menos estable— de lo que se creyó durante décadas.
Cambiar la forma de observar el cosmos: señales de explosiones pasadas podrían estar escondidas entre datos de rayos gamma, neutrinos o vibraciones del espacio-tiempo.
En otras palabras, este fenómeno podría dar inicio a una nueva era en la astronomía.
Cómo explota un agujero negro primordial
Para entender la eventual detonación, los científicos describen cuatro etapas:
Formación temprana: nace de fluctuaciones densas en el universo primitivo.
Pérdida progresiva de masa: la radiación de Hawking lo va adelgazando hasta límites extremos.
Explosión final: al alcanzar una masa crítica, su temperatura se dispara y el agujero negro estalla, liberando partículas de altísima energía.
Señal observable: el evento podría manifestarse como un estallido de rayos gamma, neutrinos ultrarrápidos o incluso microondas residuales.
Riesgos, límites y lo que todavía no sabemos
Aunque la teoría es fascinante, los expertos advierten varios puntos:
La distancia es clave: para ser observable (pero no peligroso), debería estar a menos de un parsec, es decir, unos 3,26 años luz.
La probabilidad no es certeza: ese “90%” es un cálculo estadístico, no una predicción definitiva.
Los instrumentos aún tienen límites: detectar la señal requiere una combinación de suerte y tecnología muy sensible.
Incluso si la explosión ocurre y logramos detectarla, interpretar sus implicancias podría tomar años. Pero una cosa es segura: si sucede, cambiará la historia de la astronomía.
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