La “cibercondría” describe el hábito de consultar internet por síntomas médicos y terminar atrapado en un ciclo de ansiedad, miedo y desinformación. Especialistas advierten sobre la necesidad de fortalecer el pensamiento crítico y la alfabetización digital en salud.
10/11/2025 11:55
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Miles de personas en el mundo buscan información sobre síntomas médicos en internet cada día. La práctica, conocida como cibercondría, se manifiesta cuando esa búsqueda deriva en angustia, preocupación excesiva y el temor a padecer enfermedades graves.
El fenómeno crece al ritmo del acceso masivo a motores de búsqueda, redes sociales y aplicaciones de salud, y afecta tanto a jóvenes como a adultos. Según un artículo publicado en The Conversation, la cibercondría se ha vuelto un problema común entre quienes enfrentan demoras en los sistemas sanitarios o sienten insatisfacción con la atención médica recibida.
Un ciclo de ansiedad que se retroalimenta
Buscar síntomas en internet genera un bucle de ansiedad difícil de romper: cuanto más se indaga, mayor es la inquietud, y esa misma ansiedad impulsa nuevas búsquedas. El resultado es una pérdida de control que puede afectar el trabajo, las relaciones y la vida cotidiana.
Durante la pandemia de COVID-19, el fenómeno alcanzó niveles récord. El exceso de datos —definido por la OMS como infodemia— dificultó distinguir entre información confiable y contenidos falsos. Muchas personas terminaron automedicándose, rechazando tratamientos médicos o realizando compras compulsivas por miedo al contagio.
Intolerancia a la incertidumbre y pensamiento obsesivo
Especialistas citados por The Conversation explican que una de las principales causas de la cibercondría es la intolerancia a la incertidumbre. Muchas personas no soportan el desconocimiento sobre su salud y recurren repetidamente a internet para obtener respuestas.
Esta conducta suele ir acompañada de pensamiento obsesivo y miedo persistente, con rasgos similares al trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Además, puede derivar en un uso problemático de la red, al depender emocionalmente de la información médica disponible en línea.
Información dudosa y algoritmos alarmistas
Otro factor clave es la incapacidad para distinguir fuentes confiables. El usuario promedio rara vez diferencia entre portales acreditados y sitios sin respaldo científico.
El auge de herramientas de inteligencia artificial y chatbots también plantea nuevos desafíos: aunque ofrecen respuestas rápidas, no siempre garantizan rigurosidad médica, lo que puede amplificar la ansiedad.
A esto se suma el funcionamiento de los algoritmos de búsqueda, que priorizan los resultados más llamativos o sensacionalistas. Así, una consulta inocente sobre un dolor de cabeza puede arrojar, en los primeros segundos, resultados sobre tumores cerebrales o enfermedades terminales, intensificando el miedo del usuario.
No todo es negativo: los beneficios del entorno digital
Pese a los riesgos, el uso de internet en temas de salud también tiene beneficios. La OMS destaca el valor de la telemedicina, el acceso a recursos educativos y la conectividad entre pacientes y profesionales.
Sin embargo, los expertos advierten que internet no debe reemplazar la consulta médica presencial, ni usarse como vía principal de diagnóstico o tratamiento.
Cómo protegerse: pensamiento crítico y alfabetización digital
La clave para enfrentar la cibercondría está en fortalecer la alfabetización en salud digital. Desarrollar habilidades críticas para buscar, filtrar y evaluar información es esencial para reducir el impacto de la desinformación.
Los especialistas recomiendan aplicar la regla CRIBA, que implica:
Comprobar la actualización de la información.
Revisar los motivos del sitio web.
Identificar la fuente.
Buscar respaldo científico.
Analizar la veracidad de las afirmaciones.
Estos filtros ayudan a disminuir la ansiedad y previenen la exposición a contenidos inadecuados o alarmistas.
Un desafío de salud mental en la era digital
La dependencia excesiva de las búsquedas médicas online puede afectar la salud psicológica y física, y deteriorar la calidad de vida.
Los expertos insisten: internet debe ser una herramienta complementaria, nunca un sustituto del diagnóstico profesional.
En la era de la hiperconectividad, pensar críticamente es tan importante como cualquier medicamento para cuidar la salud mental y emocional.
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