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¿Karma instantáneo? Jefa le puso un rastreador a un empleado y terminó ‘expuesta’

Una jefa descubrió que su empleado había pasado por su casa en horario laboral gracias a un rastreador que le colocó en la mochila. La historia del “AirTag del destino” que explotó en redes.

20/10/2025 12:06

¿Karma instantáneo? Jefa le puso un AirTag a un empleado y terminó ‘expuesta’ (Video). Foto: Pixabay/Captura de pantalla
Argentina

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Una historia digna de una comedia laboral se hizo viral en redes sociales. Todo comenzó cuando Ariel, un empleado de una empresa, recibió un mensaje inesperado de su jefa, Miriam, que parecía más una escena de espionaje que una conversación de oficina.

“Ariel, ¿dónde estás?”, le escribió. Él respondió con tranquilidad: “En zona, visitando clientes”. Sin embargo, la supervisora tenía una “prueba” que parecía contradecirlo. Le envió una captura de la aplicación Encontrar, donde se veía un ícono de llaves ubicado justo en la dirección de su casa.

Desconcertado, Ariel preguntó de dónde había sacado esa información. La respuesta lo dejó helado. “Hace tiempo sospecho que te vas a tu casa en horario laboral, así que te puse un AirTag en la mochila”, confesó la jefa. Sí, le había colocado un rastreador sin avisarle, violando toda frontera de privacidad.

Lejos de arrepentirse, Miriam decidió darle una lección de productividad, enviándole una larga explicación sobre su famosa “regla del 8 + 8 + 8”: ocho horas de trabajo, ocho de sueño y ocho para lo que denominó las tres F, las tres H y las tres S. Según ella, esas siglas representaban Familia, Fe y Amigos; Habilidad, Higiene y Hábitos; Servicio, Sonrisa y Superación.

Ariel, ya harto de la situación, le respondió con ironía. “¿Y las tres horas que paso colgado del tren en hora pico, en qué categoría entran? ¿O le hago videollamada a mi mujer embarazada para cumplir con la F de familia?”, retrucó. Pero Miriam mantuvo su postura autoritaria y cerró la conversación con una advertencia: “O aceptás las reglas o ya sabés dónde está la puerta”.

Parecía que todo terminaría ahí, pero el karma tenía otros planes. Días después, el miércoles 20 de agosto, Ariel decidió devolverle el favor. Le escribió a su jefa con el mismo tono: “Miriam, ¿dónde estás?” Ella respondió: “Vine a visitar a un cliente, ¿por qué?” Ariel insistió: “¿Fuiste con el tesorero? Qué casualidad, él tampoco está en la oficina”.

Molesta, Miriam lo acusó de inventar rumores. Pero entonces Ariel le envió una imagen que lo decía todo, una captura de pantalla mostrando los AirTags de ambos en la misma ubicación, un hotel. “¿Y eso?”, le preguntó. “Como me dijiste que Recursos Humanos lo permitía, les puse uno a cada uno”, contestó él, con la misma lógica que ella había usado semanas antes.

Desesperada, Miriam intentó minimizar la situación. “Ari, por favor, no cuentes nada. Vení a la oficina y charlamos”, le escribió. Pero Ariel, con sarcasmo, cerró con broche de oro: “Ahora entiendo tus tres H del 8 + 8 + 8… Higiene, Hábitos y Hotel en horario laboral”.

El intercambio se difundió rápidamente en redes sociales, donde miles de usuarios no pudieron contener la risa y la indignación. Algunos señalaron el nivel de invasión de privacidad que sufrió el trabajador, mientras otros celebraron el giro final con humor. “Quiso controlarlo y terminó controlada”, escribió un usuario. Otro resumió el episodio con una frase que ya se volvió lema: “El AirTag del destino no perdona”

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