Nunca pensaron que estar tomados de la mano les salvaría la vida.
24/07/2025 9:42
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Nadie imaginó que saldrían vivos de aquella tormenta. Un rayo cayó sin aviso sobre ellos, la descarga entró por la cabeza de él y salió por el pie de ella. En cuestión de milisegundos, sus cuerpos fueron surcados por una energía capaz de destruir hasta el hueso más duro. Sin embargo, ambos iban a dar un testimonio de supervivencia que supera la lógica médica.
“Su estado imponía un pronóstico sombrío”, relata el jefe de emergencias del hospital donde llegaron ambos pacientes. “Esperábamos quemaduras graves, fallo múltiple de órganos… pero, sorprendentemente, su corazón no había sufrido daño alguno”, añade.
Las pruebas de imagen y laboratorio no mostraban signos de necrosis ni de paro cardíaco. Solo un temblor generalizado y huesos vibrantes bajo la piel, prueba inequívoca de la pasada descarga eléctrica.
“No podía creerlo: el rayo entró por su cabeza y salió por el pie de ella”, repitió el médico, aún incrédulo.
Fue entonces cuando pronunció la frase que heló la sangre de los dos sobrevivientes: “Ustedes están vivos porque estaban tomados de la mano”. Al entrelazarse así, la corriente se dividió equitativamente entre ambos cuerpos. Sin ese vínculo físico, uno o incluso los dos podrían haber perecido en el acto.
Al recordar el instante en que todo se detuvo, sus miradas se encontraron en un silencio absoluto: la luz, el viento, el sonido, todo se congeló. Sintieron una ingravidez extraña antes de despertar, aferrados el uno al otro. “Sentí que flotaba. Y cuando volví en mí, su mano era lo único real”, confiesa ella, con lágrimas que aún brillan en sus ojos.
Más allá de la explicación científica, aquella pareja comprendió que el gesto sencillo de tomarse de las manos les salvó la vida.
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