La Policía encontró una escena brutal en una casa de Canelones. El sospechoso, de 27 años, dio varias versiones y llegó a decir que quería “filmar una película de terror”.
27/11/2025 11:38
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La ausencia de un capataz de obra de 62 años durante dos días llamó la atención de sus compañeros. Era un trabajador responsable y su falta, sin aviso, resultaba completamente inusual. Tampoco respondía los llamados. Preocupados, dos arquitectos decidieron ir hasta su casa, en la localidad de 18 de Mayo (Canelones, Uruguay), para saber qué ocurría. Allí se toparon con su hijo, que respondía de manera confusa y evasiva.
Primero dijo que sus padres estaban de viaje, pero no supo explicar a dónde. Como el auto estaba en el garaje, improvisó otra versión: su padre supuestamente había salido en ómnibus. Nada encajaba. Por eso los compañeros decidieron alertar a la Policía, según informó Telemundo (Canal 12).
La verdad era mucho más oscura: el cuerpo del capataz, junto al de su esposa y su otro hijo, estaba dentro de la casa, mutilado con una sierra.
La tranquilidad habitual de esta pequeña localidad cercana a Montevideo se quebró cuando varios patrulleros llegaron a la vivienda. Ese martes por la noche, los agentes se encontraron con lo que el jefe de Policía de Canelones, Fabio Quevedo, describió como una “escena dantesca”.
“Había tres personas fallecidas, dos de ellas desmembradas. Una persona detenida”, detalló Quevedo.
Al ingresar, los policías interrogaron al joven de 27 años, quien volvió a cambiar su relato. Primero dijo que el sábado, cerca de las 23, llegó a su casa y fue atacado por seis personas encapuchadas que lo golpearon hasta dejarlo inconsciente. Cuando despertó —según él— encontró a su familia muerta. Afirmó que había intentado reanimarlos y, al no lograrlo, decidió cortar los cuerpos con una sierra para enterrarlos.
Cuando los agentes le pidieron mostrar dónde estaban los cuerpos, el joven señaló el interior de la vivienda. El cadáver de su hermano mayor estaba en la cocina, junto a una motosierra y un charco de sangre. En otra habitación estaban los cuerpos de sus padres, también desmembrados. Faltaban partes, que luego fueron encontradas en un galpón.
El cambio constante de versiones llevó a los investigadores a evaluar si el detenido es imputable. En otra declaración afirmó que lo hizo porque quería “hacer una película de terror”. Después dijo que había matado a su familia porque los “odiaba”. “Debí haberlo hecho antes”, confesó.
Una de las hipótesis de los investigadores es que los crímenes ocurrieron entre el viernes y el sábado.
El pueblo de 18 de Mayo quedó conmocionado. “Estas cosas uno las ve en las películas, nunca piensa que van a pasar tan cerca”, relató Ana, una vecina, al diario El País. “Con su madre éramos las dos más viejas del barrio”, contó. Dijo que en los últimos días le pareció extraño ver apagadas las luces del arbolito de Navidad.
Otro vecino aseguró: “No escuché un grito ni un disparo. No entiendo cómo pudo haber pasado esto”.
Varios habitantes describen a la familia como “muy reservada” y con “poco trato” con el resto del barrio. Del padre del acusado, todos destacaron lo mismo: era “un hombre súper trabajador”.
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