Siete meses sin justicia, las familias de Paloma y Josué denuncian fallas y piden respuestas urgentes.
11/08/2025 11:41
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Siete meses han pasado desde aquel 30 de enero fatídico en Florencio Varela, cuando los adolescentes Paloma Gallardo y Josué Salvatierra fueron brutalmente asesinados. Pero la causa sigue estancada, sin detenidos ni certezas, mientras el asesino continúa libre y las familias exigen que se esclarezca el caso.
“Esto no fue un robo. Fue con conocimiento, con frialdad”, denuncia Julieta Salvatierra, hermana de Josué, con una mezcla de dolor y rabia. En diálogo con TN, reconstruyó el último momento que tuvo con su hermano y su amiga, un momento que terminó en tragedia. “A las 18:06 Josué mandó un mensaje a su mamá: ‘Ya llegué’. Dos minutos después, sus celulares dejaron de emitir señal. Fue el silencio para siempre”.
“El último día que lo ve a Josué con vida, pactó con Paloma para ir al gimnasio. Entonces le mandó un mensaje y le dice que ya salga. Mi hermano le da tres besos en la cabeza a mi mamá y papá, se fue con una sonrisa y esa la última imagen que tienen mis padres de él”, dijo Julieta.
Paloma y Josué, compañeros de escuela y novios en secreto, solían encontrarse lejos de las miradas, porque sus familias no aceptaban su relación. Aquella tarde cruzaron las vías del Tren Roca rumbo a un descampado en Bosques, donde fueron atacados con extrema violencia. Según el informe forense, ambos murieron a golpes, con fractura de cráneo y traumatismo encefalocraneal grave.
Sin embargo, desde el primer día la investigación se vio entorpecida por errores y disputas. “La escena del crimen no estuvo protegida. No hubo consigna policial, el lugar quedó liberado y cualquier persona pudo entrar”, denunció el perito Ezequiel Vázquez, quien calificó la recolección de pruebas como “muy pobre”.
Las familias apuntan en direcciones distintas. Mientras la hermana de Josué habla de una posible venganza o vínculos con rituales, su abogado afirma que la clave está en un galpón donde funciona una congregación llamada “Familias Sanas”. Por su parte, la defensa de la familia de Paloma sostiene que fue un crimen en un contexto de inseguridad estructural, aprovechando la oscuridad y la falta de vigilancia del terreno.
“El asesino sigue suelto y queremos justicia”, repite Julieta con convicción. “Los chicos no merecían morir así. Todos dicen que había algo raro, pero ¿qué puede haber de raro en una pareja que vivía para amarse?”.
A siete meses del doble homicidio, la causa sigue atrapada entre pruebas perdidas, hipótesis enfrentadas y un operativo policial cuestionado. La única certeza es que Paloma y Josué no volverán, pero sus familias no cesan en su lucha para que su muerte no quede impune.
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