El padre no contaba con los conocimientos de nado suficientes para lograr salvar su vida.
25/06/2019 12:06
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Este fin de semana al promediar las 13:00 pm en el condominio privado Mar Adentro, las muertes de Javier Salvador Abella de 35 años y de Franco Arredondo, de 20 años, enlutaron a dos familias cuando por una insólita situación, un día soleado se tornó en una tragedia, cegando la vida de un padre de familia que no sabía nadar y de un joven que intentó ayudar.
El padre se encontraba navegando en la laguna artificial y hacía un movimiento busco para divertir a su hijo de siete años, provocando que la embarcación (metálica) termine volcándose por el viento, y haciendo que su hijo de ocho años y su primo de diez años que se encontraba con él, cayeran al agua. Afortunadamente los niños sí sabían nadar, por lo que lograron llegar hasta la orilla a pesar de que estaban a una distancia que les podría haber dificultado la tarea. Porque según la esposa de la víctima, Patricia Fernández, los niños flotaban para descansar del nado entre tanto y tanto.
"A él le gustaba jugar, era un niño grande, entonces le hacía así a la lancha", explicó la esposa de Javier haciendo gesto de que la embarcación se tambaleaba por el mavimiento de su marido fallecido.
Sin embargo, el padre no contaba con los conocimientos de nado suficientes para lograr salvar su vida, por lo que desesperado, comenzó a pedir ayuda pero los rescatistas que trabajan en el condominio, no lograron llegar oportunamente porque la embarcación que debían usar, era la que había ocupado él para dar el paseo en la laguna. Cabe destacar que el padre ingresó con los niños sin colocarse los dispositivos de seguridad necesarios, como el chaleco salvavidas.
Al ver a Javier Abella agitando los brazos y pidiendo auxilio, Franco Arredondo, quien se encontraba en otra embarcación (de plástico), se acercó para intentar salvar al padre de familia, trató de incorporarlo en su propia embarcación en un principio, pero desafortunadamente también se volcó. Ante la situación inevitable, el joven no tuvo más opción que dejar atrás Abella, quien era más pesado que él, e intentó llegar a la orilla a nado pero no lo logró y tuvo que ser rescatado, sin signos vitales.
"Él pataleaba, intentó ayudarlo pero no pudo y se hundió", explicó Fernández.
Recuperar el cuerpo de Javier tardó casi una hora, entre los 2,5 metros de profundidad de la laguna y aunque el médico del condominio también logró reanimarlo, falleció después de sufrir dos paros cardíacos, uno dentro del agua y otro después de la reanimación.
“Llamé a la Policía para pedir a ayuda a la una de la tarde, pero llegaron a las cuatro y media”, dijo indignada a otro medio de comunicación.
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