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Todos Santos: ¿Cómo se celebra y qué significa esta festividad?

El país se prepara para el reencuentro anual con las almas, que se celebra este fin de semana.

30/10/2025 9:25

Cementerio General de La Paz (Bolivia). Foto: EFE/Luis Gandarillas
Bolivia

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Cada año, entre el 1 y 2 de noviembre, Bolivia se sumerge en una de sus tradiciones más profundas y coloridas: la festividad de Todos Santos. Lejos de ser un luto, esta fecha es un ceremonial de sincretismo andino-católico que celebra el retorno anual de las almas (ajayus en aymara) de los difuntos a sus hogares.

La celebración se divide en dos enfoques principales según el calendario:

  1. 1 de Noviembre: Festividad de Todos Santos. Es la fecha religiosa que conmemora a todos los santos y mártires de la iglesia católica. Sin embargo, en la tradición boliviana, es el día en que las almas de los difuntos retornan al mundo de los vivos al mediodía, para ser recibidas en sus hogares.

  2. 2 de Noviembre: Día de los Muertos. Es el día de la despedida, pero conceptualmente es el día en el que los vivos y muertos se reencuentran por 24 horas, permitiendo la integración de la familia y el recuerdo cariñoso de los seres queridos que "pasaron a mejor vida".

Durante este periodo, las almas son recibidas con alegría, rezos y una abundante ofrenda conocida como "mast'aku".

El significado andino: La muerte como continuidad

La festividad de Todos Santos se asienta sobre la filosofía andina, que concibe la muerte no como una ruptura o un final, sino como una parte fundamental del ciclo de la vida.

Según esta cosmovisión, durante estos días, las almas o 'Ajayus' descienden desde el cielo o el mundo de arriba, conocido como 'Janaq Pacha', para reencontrarse y compartir con los vivos. Este viaje anual permite a las familias verificar que la memoria del difunto perdura y mantener la conexión con sus antepasados.

El Altar: La mesa que recibe a los difuntos

El corazón de la celebración es la preparación de la mesa o altar (Mast'aku), cuidadosamente dispuesta por los familiares días antes. Cada elemento tiene un profundo simbolismo para asistir al alma en su viaje:

  • T’antawawas: Son los panes especiales con forma de niños o personas, a menudo con una careta, que representan directamente al difunto.

  • Escaleras de pan: Para ayudar al alma a descender del cielo a la tierra y, al día siguiente, a ascender de vuelta.

  • Cañas de azúcar: Sirven como bastón para el alma en su recorrido y para dotarla de agua dulce en su viaje.

  • Velas: Iluminan el camino de la "almita" para que no caiga en la oscuridad.

  • Platos de comida y bebida: Se colocan los platos favoritos del difunto, además de frutas, masitas (galletas) y dulces, especialmente para los niños fallecidos ("angelitos"). 

Rito y despedida: La reciprocidad en la integración familiar

El ritual abarca el mediodía del 1 de noviembre (recepción) y el mediodía del 2 de noviembre (despedida).

El 1 de noviembre, al mediodía, se da la bienvenida al alma encendiendo las velas y realizando rezos. Durante toda la tarde y noche, amigos, vecinos y conocidos visitan la casa para rezar por el difunto, un acto de reciprocidad que es recompensado por la familia con la entrega de masitas y panes de la ofrenda.

El 2 de noviembre, a las 12 del mediodía, el ritual concluye con la despedida de las almas. Los familiares desmantelan la mesa, llevan parte de las ofrendas y flores al cementerio y, a través de cantos y más rezos, invitan al alma a regresar al 'Janaq Pacha', esperando su visita el año siguiente.

Esta celebración, declarada Patrimonio Cultural de Bolivia, mantiene vivo el recuerdo y el vínculo familiar, reafirmando que, para los bolivianos, los seres queridos nunca se van del todo.

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