El cierre de año suele combinar bebidas alcohólicas, comidas abundantes y altas temperaturas, un cóctel que aumenta los riesgos de intoxicaciones y problemas de salud. Los toxicólogos recomiendan prevención, hidratación y moderación para disfrutar sin consecuencias.
31/12/2025 14:20
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Las celebraciones de fin de año suelen incluir brindis, reuniones y comidas abundantes que se repiten durante varios días. En este contexto, los excesos, especialmente con el alcohol, se vuelven frecuentes y representan uno de los principales motivos de consulta médica durante esta época. A ello se suma el calor, la deshidratación y, en algunos casos, la combinación con otras sustancias que eleva considerablemente los riesgos para la salud.
Desde la toxicología, la advertencia es clara: el impacto de lo que se consume se acumula y puede derivar en cuadros graves, incluso en personas jóvenes y aparentemente sanas.
Alcohol: el exceso más común
“Los excesos más frecuentes en esta época son, en primer lugar, con las bebidas alcohólicas”, señala el médico toxicólogo Carlos Damin, director del Hospital Fernández y de FundarTox. Según explica, el consumo elevado se repite en los distintos eventos de despedida de año y se potencia con las altas temperaturas.
El especialista advierte que el alcohol no es inocuo: al ingresar al organismo genera múltiples efectos y se vuelve especialmente peligroso cuando se combina con otras sustancias químicas, incluidas drogas o bebidas energizantes. Con estas últimas, la cafeína y la taurina permiten ingerir más alcohol sin percibirlo, mientras la alcoholemia sigue aumentando.
Entre los primeros signos de intoxicación alcohólica destacan: risa inmotivada, habla enlentecida, marcha inestable y pérdida de coordinación. “Son señales de alerta que indican que el cuadro puede agravarse. Ante estos síntomas, se requiere atención médica inmediata”, advierte Damin.
Calor, deshidratación y comida: un combo de riesgo
Las altas temperaturas propias del fin de año aumentan el riesgo de deshidratación. “El alcohol provoca diuresis y genera un círculo vicioso: más sed, más alcohol, más pérdida de líquidos”, explica el especialista. La hidratación, insiste, debe realizarse con agua, no con bebidas alcohólicas.
La alimentación previa es fundamental: nunca se debe tomar alcohol con el estómago vacío, ya que comer reduce la velocidad de absorción y disminuye el riesgo de intoxicación. Se recomienda optar por comidas frescas, con verduras, evitando preparaciones pesadas que se conservan mal con el calor.
Otro riesgo frecuente es la reutilización de alimentos del día anterior, que aumenta la probabilidad de intoxicaciones alimentarias. La refrigeración adecuada es indispensable.
Personas con enfermedades previas: mayor vulnerabilidad
Quienes tienen enfermedades crónicas enfrentan un riesgo mayor durante las celebraciones. “Personas con consumo problemático, diabetes o hipertensión suelen descompensarse en este período”, advierte Damin. Entre las consecuencias más frecuentes se incluyen infartos, accidentes cerebrovasculares y descompensaciones metabólicas, agravadas por calor intenso, ropa inadecuada y falta de hidratación.
Prevención: la mejor estrategia
El especialista enfatiza que la clave está en la prevención:
Comer de manera equilibrada
Moderar el consumo de alcohol
Evitar automedicación
Reducir azúcares y grasas
Hidratarse adecuadamente
Mantener actividad física, aunque sea mínima
“Promover estos cuidados no solo en fin de año, sino durante todo el año, es la mejor escuela para nuestros hijos”, concluye Damin. Porque, más allá de los festejos, el cuerpo no entra en vacaciones y cada exceso deja huella.
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