Un accidente doméstico dejó a Sam, un bebé, con graves quemaduras internas, la mitad de su lengua perdida y sin poder alimentarse ni hablar.
19/11/2025 17:16
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Un bebé en Inglaterra sufrió un grave accidente que le cambió la vida, tras beber soda cáustica pensando que era leche, el pequeño Sam sufrió quemaduras internas, un paro cardiorrespiratorio y perdió la mitad de su lengua. Actualmente, sus padres buscan ayuda económica para costear una cirugía reconstructiva en el extranjero.
Nadeen Alshameri, de 37 años y padre del niño, relató a The Sun cómo ocurrió la tragedia en mayo. Mientras su esposa, Mukhtara, de 27 años, limpiaba el baño, Sam, uno de sus cuatro hijos, entró al baño sin que los adultos lo notaran y bebió de una botella de soda cáustica que había quedado en el suelo.
“El bebé pensaba que la botella contenía leche. Cuando nos dimos cuenta, ya le estaba quemando la boca y las vías respiratorias”, contó Nadeen. El producto químico corrosivo dañó inmediatamente los labios, la lengua y el interior de la boca del niño, poniendo en peligro su vida.
Sam fue trasladado de urgencia al hospital, donde sufrió un paro cardíaco de casi tres minutos. “Lo reanimaron y lo llevaron a cuidados intensivos. Jamás podré olvidar ese momento”, recordó la madre.
Tras la atención médica inicial, los daños provocaron complicaciones permanentes: su boca comenzó a cerrarse casi por completo, obligando a los médicos a colocar una sonda permanente en su estómago para poder alimentarlo. Además, el accidente le impide hablar y tragar alimentos o líquidos.
“Nunca habíamos visto algo así. Tuvieron que buscar al mejor especialista porque este caso era completamente nuevo para ellos”, explicó Nadeen, quien aseguró que los médicos no se ponen de acuerdo sobre la viabilidad de la cirugía reconstructiva. Algunos consideran que podría realizarse, otros dicen que es demasiado pronto, y algunos desconocen cómo proceder.
Debido a esta situación, la familia lanzó una campaña en GoFundMe para recaudar fondos y poder llevar a Sam a especialistas en Alemania o Turquía. “Con el alquiler, la comida, apenas sobrevivimos. Pero no puedo esperar más, mi hijo está enfermo”, expresó desesperado Nadeen.
La historia de Sam ha conmovido a la comunidad y pone en evidencia los peligros que representan los productos químicos domésticos si no se manejan con precaución, especialmente en hogares con niños pequeños.
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