Una joven contó que fue despedida, por un supuesto recorte de personal, pero la exjefa le seguía llamando.
09/07/2025 9:03
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Mercedes recibió un mensaje inesperado de su exjefa, Yamila. En teoría, solo era para avisarle que su liquidación sería depositada en los próximos días. Pero claro, cuando el mensaje viene con un “necesito hablar de unos temas pendientes”, una ya se huele algo raro.
Recordemos que a Mercedes la despidieron de un día para el otro, sin previo aviso. Nada de errores, ni faltas. Simplemente, la dejaron fuera. Por eso le sorprendió que Yamila empezara a llamarla insistentemente para que la ayudara con tareas que, aparentemente, solo ella sabía hacer.
La primera vez, Mercedes accedió de buena fe. Pero las llamadas siguieron. Un día, cuando no contestó, Yamila le dejó un mensaje pasivo-agresivo: “A esta hora pensé que ibas a estar buscando trabajo”. Como si fuera su entrenadora personal o su ex con síndrome de abstinencia.
Pero Mercedes cerró con broche de oro:
—“Ya sé que me extrañás, Yamila, pero entendí que mis horas ya no son gratis”.
Yamila no lo podía creer. Trató de apelar a la culpa:
—“Después de todo lo que hice para que te pagaran la indemnización, ¿enseguida me lo devolvés así?”.
—“Me lancé como profesional independiente y te doy asesoría empresarial. El precio por hora es el doble de lo que me pagaban ustedes”.
Yamila, lejos de detenerse, se puso manipuladora. Insinuó que la liquidación podría demorarse si no colaboraba. Mercedes, lejos de caer, ya tenía un plan: emprender por su cuenta. Y así fue como respondió con altura (y un nuevo tarifario):
Mercedes, cansada, le marcó la cancha:
—“Mirá, veo que sigo en la empresa sin estar en la nómina”.
Una historia más que nos recuerda que la dignidad profesional también se cobra… y se cobra bien.
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