La familia Quispe vive entre el dolor y la esperanza, mientras Abigail sigue luchando por su vida en terapia intensiva tras un brutal accidente.
15/11/2025 11:35
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La noche en que Bolivia entera se unió para salvar a Abigail Quispe será recordada como una de esas jornadas en las que la solidaridad supera al dolor. En cuestión de minutos, y gracias al corazón inmenso de miles de paceños y bolivianos, se recaudaron 55 mil bolivianos para apoyar a esta familia de escasos recursos que hoy vive una tragedia que los ha puesto de rodillas, pero jamás vencidos.
Abigail, una niña valiente que luchó por su vida desde el instante en que un camión de alto tonelaje perdió el control y arremetió de frente contra el minibús donde viajaba junto a otras 14 personas, sigue en terapia intensiva, aferrándose minuto a minuto a una nueva oportunidad.
Su padre, Don Mario Quispe, rompió en palabras lo que su corazón desbordado siente: “Gracias, Bolivia. Gracias por ese cariño tan grande. A mi hijita la están levantando ustedes…”, dijo entre lágrimas, sin poder contener la emoción por la inesperada solidaridad que cambió, al menos un poco, el rumbo de su desesperación.
“Me siento alegre, me siento contento… me ilusiono con lo que me han ayudado. Que Dios los bendiga doble.” El agradecimiento de Don Mario no tenía límites. Agradeció uno por uno, agradeció al país entero, agradeció con el alma.
Pero mientras la solidaridad brota, la indignación crece. El abogado Ramiro Carrillo, quien se ofreció a asesorar gratuitamente a la familia, denunció una serie de irregularidades que, asegura, ponen en duda la seriedad del proceso.
“El fiscal asignado ha actuado con una percepción cómplice con el conductor”, declaró Carrillo, visiblemente molesto. Según explicó, no se emitieron certificados médicos forenses a tiempo, no se identificó correctamente a los heridos, no se verificó el SOAT, no se pidió la licencia de conducir ni el informe de inspección técnica vehicular del camión.
“No tenía idea de cuántas víctimas había, ni dónde estaban internadas. No le dio la gana de hacer su trabajo”, acusó el abogado, quien además cuestionó al juez por otorgar detención domiciliaria al conductor del camión, pese a los cuatro fallecidos y 11 heridos que dejó el choque.
Carrillo también denunció que el juez obligó a una víctima —aún con sangre en la boca y en la nariz— a hablar en audiencia: “Hay que ser demasiado cruel”. Mientras las fallas en la justicia indignan, la familia Quispe enfrenta su propio calvario. Don Mario pasa los días y las noches en el hospital, aferrado a la esperanza de ver a su hija abrir los ojos.
“Mi hija sigue en terapia intensiva… está convulsionando, está entubada…”, contó con la voz quebrada. Y al mismo tiempo lanzó un reclamo que nace del abandono que siente: “Ni el chofer, ni su familia, ni la empresa… nadie se acerca”.
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