PUBLICIDAD

El final anunciado del Sol: cómo morirá nuestra estrella y qué pasará con la Tierra

Aunque hoy brilla estable, el Sol ya inició un proceso que lo llevará a expandirse, destruir a la Tierra y convertirse en una enana blanca. Su muerte, dentro de miles de millones de años, transformará por completo el sistema solar y dará origen a nuevos mundos.

17/11/2025 17:29

El final anunciado del Sol: cómo morirá nuestra estrella y qué pasará con la Tierra. Foto: Imagen referencial/Pixabay
Mundo

Escuchar esta nota

El Sol, esa esfera incandescente que sostiene toda la vida en la Tierra, parece eterno. Pero no lo es. Aunque hoy brilla estable —como lo ha hecho durante 4500 millones de años— su destino ya está escrito: un lento pero implacable camino hacia la muerte.

Al igual que otras estrellas de su tipo, una G2V, el Sol vive actualmente su fase más tranquila: la secuencia principal, etapa en la que fusiona hidrógeno en helio en su núcleo. Cada segundo destruye más de cuatro millones de toneladas de materia para generar la energía que ilumina y calienta todo nuestro sistema solar. Un equilibrio perfecto entre la presión interna que empuja hacia afuera y la gravedad que intenta colapsarlo.

Pero ese equilibrio tiene fecha de caducidad. 

Según la NASA, el Sol ha consumido apenas la mitad de su combustible. Le quedan unos 5.000 millones de años antes de que la reserva de hidrógeno en su núcleo se agote. Cuando eso ocurra, la estrella comenzará a cambiar de forma drástica: la fusión nuclear se desplazará hacia capas externas y el Sol perderá la estabilidad que hoy lo caracteriza.

Ese será el inicio del fin.

Cuando el hidrógeno del núcleo se termine, la gravedad apretará el corazón solar hasta elevarlo a temperaturas extremas. Al mismo tiempo, sus capas exteriores se inflarán descomunalmente. Así nacerá una gigante roja, una estrella fría en la superficie pero con un tamaño monstruoso.

Su diámetro crecerá hasta alcanzar la órbita actual de la Tierra. Mercurio y Venus quedarán engullidos. Nuestro planeta podría —en el mejor de los casos— evitar ser tragado, pero no sobrevivirá: las temperaturas se dispararán, los océanos hervirán y la corteza terrestre se evaporará.

En el núcleo, el Sol encenderá por un tiempo una nueva forma de fusión: la del helio en carbono y oxígeno, un proceso conocido como triple alfa. Será un breve respiro de unos cientos de millones de años… antes del colapso final.

Cuando ya no quede helio por quemar, el Sol expulsa sus capas externas en una nube luminosa que formará una nebulosa planetaria, un espectáculo cósmico que brillará apenas unos miles de años.

Lo que quede será una esfera del tamaño de la Tierra pero con una densidad inimaginable: una enana blanca. Sin energía nuclear, brillará solo con el calor remanente, enfriándose poco a poco hasta transformarse —tras billones de años— en una enana negra, un cadáver estelar completamente oscuro.

Para entonces, el sistema solar tal como lo conocemos ya no existirá. La Tierra será apenas polvo metálico disperso en el vacío.

Lejos de ser una tragedia cósmica, la muerte del Sol es parte del ciclo natural del universo. La materia que expulse podrá integrarse en nuevas estrellas, planetas o incluso formas de vida futuras. Misiones como SDO, SOHO y la Parker Solar Probe estudian hoy estrellas como la nuestra en distintas etapas, buscando comprender cómo evoluciona una estrella desde su nacimiento hasta su oscuridad final.

El destino del Sol no es un presagio inmediato, sino un recordatorio de que incluso las estrellas son temporales. Su desaparición, dentro de miles de millones de años, abrirá paso al nacimiento de otros mundos. Porque en el universo, nada muere del todo: todo se transforma.

 

Mira la programación en Red Uno Play

PUBLICIDAD
Comentarios
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

15:45

El chavo

17:50

Dueños de la tarde

18:55

Notivisión

20:45

La gran batalla

22:00

Que no me pierda

00:00

Problemas y soluciones

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD