En un pequeño estudio de maquillaje, entre pinceles, sombras y aromas a lavanda, una inesperada terapeuta conquista a las clientas: Chisel, una gata que ofrece masajes relajantes mientras acompaña las rutinas de belleza.
24/10/2025 12:40
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En un estudio de belleza trabajaba una “gata masajista”. Al llegar al lugar, el ambiente es tranquilo, la música suave y el aroma a aceites esenciales envolvía el lugar. Pero lo más sorprendente no estaba en las manos de las esteticistas… sino en las patitas de Chisel, una gata de pelaje sedoso y actitud profesional.
“¿Acá puede ser que haya un gato que trabaje?”, preguntó incrédula la periodista de @gatosconoficios.
“Sí —respondió la encargada—, justo está trabajando en este momento”.
Y efectivamente, ahí estaba Chisel, concentrada, encima de una clienta, amasando con delicadeza la espalda y los brazos. No hacía falta que nadie le dijera nada: ella observaba, detectaba el punto de tensión… y actuaba.
“Siempre está amasando, yo no le tengo que decir absolutamente nada —cuenta su dueña—. Ve a la cliente y va directo a donde lo necesita”.
Las clientas aseguran que el masaje de Chisel ya es parte esencial del servicio. “Vengo siempre por las cejas y por la terapia de Chisel”, confiesa una de ellas entre risas. “Y si ella no está, reagendamos. Tiene que estar Chisel, las cejas son lo extra”.
La gata se mueve con la serenidad de una profesional del bienestar: estira su lomo, da una vuelta, y continúa su trabajo felino-terapéutico como si entendiera la importancia de su rol. “Es como mi sombra, me sigue a todos lados —dice la dueña—. Y yo ya no puedo imaginar el estudio sin ella”.
Entre caricias, ronroneos y masajes espontáneos, Chisel se ha convertido en la estrella del salón. No hay diploma que lo acredite, pero sus clientas aseguran salir más relajadas que nunca.
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